En muchas partes de África, de la constatación de los hechos se deduce que la mayoría de los padres de familia, especialmente los que viven en las grandes urbes, carecen de suficiente espacio en sus viviendas para dar cabida a toda la familia, incluidos sus propios hijos.
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Cualquier situación les obliga a dormir bajo el mismo techo y en las mismas habitaciones que sus hijos. Y con frecuencia se produce situaciones complicadas y comprometedoras.
Sucedió en Sabalibougou.
El cabeza de la familia T.S, albañil de profesión, con domicilio en Sabalibougou. Está casado con tres mujeres. Con la primera mujer tiene 8 hijos, con la segunda esposa 6, mientras la tercera es madre de 4 hijos. En suma, T.S es padre de 18 hijos. Y toda su familia se aloja en un pequeño apartamento de 3 habitaciones.
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Cada mujer duerme junto a sus hijos en una misma habitación. T.S ejerce su oficio desde hace una veintena de años. Visto el coste de la vida, el hombre no puede alimentar a su familia con normalidad, mucho menos encontrar un apartamento cómodo para todos los suyos.
T.S es hasta cierto punto irresponsable, ya que no es justo con sus esposas al no repartir equitativamente los turnos sobre sus obligaciones maritales entre las tres. Es por ello que sus mujeres no se llevan bien en absoluto.
Todos los días se peléan en casa, discuten en ceremonias y actos sociales, en la calle..., Lo mismo que entre los hijos, no hay ningún respeto entre ellas, nadie respeta a nadie.
Llegada la noche, ninguna esposa acepta que sus hijos vayan a dormir en las estancias de las otras co-esposas cuando T.S está de turno en su habitación.
Durante algún tiempo, T.S se vio desbordado por los gastos de su numerosísima familia, simplemente porque no podía alimentarla. Pero, el hombre quería hacer el amor una de esas noches con su tercera esposa, a lo que se niega ésta última.
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T.S trata de aguantar el tipo, aunque furioso por la actitud de su tercera esposa. El hombre aguantó la negativa de la mujer con paciencia durante algún tiempo, esperando que ella cediera; todo fue en vano.
El hombre probó suerte entonces en la oscuridad de la noche, con la esperanza de que la más joven de sus tres esposa cediera finalmente a sus pretensiones.
Se puso a remover la habitación en la oscuridad, olvidando que la mujer dormía junto a sus hijos, de entre los que había una hija de casi las mismas proporciones que su madre. Ésta última está en el 8 ° curso de primaria.
Revolviendo y rebuscando para localizar a su esposa en la oscuridad de la estancia, se dejó caer sobre la hija "sin darse cuenta".
Al querer tocar el cuero desnudo que creía de su tercera esposa, oyó la voz de su hija diciéndole: "Boua, soy yo".
Así, el padre irresponsable pidió perdón a su hija en la oscuridad. Su esposa, que siguió la escena acurrucada en su rincón, al día siguiente recogió todas sus cosas y se fue de casa.
Este es el momento para recordar a los padres de familia no dejar que sus hijos, a cierta edad, duermen bajo el mismo techo en la misma habitación, independientemente de sus medios.
Pues, en la mayoría de los casos las cosas podrían torcerse; y esa situación sería la base desde la cual se generarían dramas y traumas varios.
Fuente: País Emergente / Habi TRAORE
Traducción/Edición: Bk
El Muni
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