Fría mañana invernal,
primer sábado de diciembre,
nada me saca de la cama,
a menos que sea perentorio,
mientras a ti abrazado siga.
Si llegaba el hambre,
ya comería mañana,
pues el hambre nunca desaparece;
mas no tengo tiempo que perder por amarte.
Si apareciera la sed,
me bastan tus besos,
los jugos salvajes de tu boca
tu savia salvaje, mujer brava;
de nutrientes sin procesar cargada,
fuente de vida, mi eterna juventud;
junto a ti jamás pierdo nutrientes.
Cariño, si antes llego yo, te esperaré aunque sea en el horizonte infinito, hasta el final de los tiempos.- El Muni.
El hambre y la sed aquí estaban cuando llegamos;
siempre estarán aquí,
nunca se irán de aquí,
y a quí seguirán cuando ya no estemos.
Cariño, ¿qué estaría yo haciendo lejos de ti,
si eres tú mi deber y mi obligación, en dos días sabáticos?
Afortunado que soy, mi niña.
Este fin de semana se prolonga,
hasta el próximo miércoles:
puente,
y puedo estar contigo sin horarios ni calendarios.
Junto a ti,
el frío en las llanuras castellanas,
una leyenda.
A ti abrazado,
el invierno ni existe.
Nuestra compenetración,
un lenguaje;
solo hablan nuestros cuerpos:
- Cariño, abrázame que te necesito,
tu calor necesito,
tu ternura -pide mi cuerpo-.
- Ni falta hace que me lo pidas,
mi niño -responde tu cuerpo-.
Tu mano en mi espalda.
¿Cuánta vida transmite la caricia de una mano amada?;
tu mano,
tus nudillos...
Te querré hasta el final de los tiempos.- El Muni.
Palabras cariñosas para el oído atento,
la mirada tierna para la mirada ansiosa;
como los abrazos,
los besos y las caricias,
al cuerpo deseoso de amor;
códigos de lenguaje universal,
enamorados de cualquier latitud.
Tú y yo,
nuestro mundo es nuestro,
existimos solo para nosotros,
tú y yo.
Sabe leer la sensibilidad,
cuerpo de la amada:
el afecto,
la ternura,
el deseo,
el cariño;
el cuerpo del amado,
sabe leer:
mi mundo es tu mundo,
tú y yo,
hasta el final de los tiempos.
Bk
El Muni