¡Ay, el amor...!
I.S. era mecánico conductor y trabajaba hasta entrada la noche, momento en que, después de un duro día de trabajo, iba a ver a su amigo M.T. para la sesión de té. Si era una coincidencia nunca se sabrá, pero una cosa es segura, que los dos amigos disfrutaban del té, y quien también disfrutaba del té mucho más que los dos jóvenes era madre de M.T.
I.S. se había hecho famoso en la urbanización como el que mejor té hacía: "cuando tomo el té que hace el chico, me quedo muy satisfecha, es el que he conocido que sabe hacer el mejor té", gustaba decir la mamá de M.T.
Eso provocaba que cuando I.S. tardaba en llegar a casa de su amigo, la madre de M.T. empezara alterarse y hacer ruido por toda la casa como si quisiera llamar la atención.
"Dia tras día", y hubo algo más que té.
Nadie había sospechado que pudiera haber alguna relación entre I.S. y la madre de su mejor amigo. De hecho, la madre de M.T. estaba divorciada, y la gente pensaba que había renunciado al amor y resignarse a la soledad.
La gente del barrio llegó a pensar incluso que se entregaría a la vida religiosa. Sin embargo, I.S. se había convertido de repente en el mejor hacedor de té de todos los tiempos y en el favorito de la mujer.
Y así, cada vez que el joven hacía té y entraba en la habitación para servir a la señora, se trataba de una tórrida sesión de amor. Esta situación se convirtío en hábitual para el joven, hasta el día en que los dos amantes en secreto se vieron sorprendidos por M.T.
Aquello acabo siendo una mezcla entre la desolación y la consternación. M.T. no encontró ninguna otra opción que abandonar la ciudad al día siguiente para una aventura que le llevaría a un país magrebí. I.S., por vergüenza también abandonó la ciudad pocas semanas después.
En cuanto a la señora, dio a luz al bebé que ya esperaba; tras lo cual, de ella tampoco volvió a saber nadie nada. Se especula que pudo seguir al padre de su hijo en la huída del barrio.
Fuente: Boubacar Diam Wagué/La Sirène
Traducción/Edición: Bk
El Muni