«El dinero cambia el corazón y corrompe la manera de pensar», se ha dicho a menudo. Lo que Becca ha hecho se traduce en esa afirmación.
El efecto, pretendiendo a toda costa que su hijo entrara en una universidad de renombre, Becca no se fue por las ramas para persuadir al director de la escuela en cuestión.
La clausula del contrato era simple: Becca y el Director debían convertirse en amantes y mantener relaciones sexuales regulares. Una noche que tuvieron otra cita en la casa del Director, Becca empezó a gritar: ¡violación!, ¡violación!, ¡violación!...
Interrogada después por la policía, la mujer terminó por confesar la verdad de los hechos, lo que permitió que el director fuera puesto en libertad y así volver a su casa.
Fuente: Myriam Touré ivoirematin.com; netafrique.net
Traducción / Edición: Bk
El Muni