Cariño, si el amor fuera delito, te denunciaría por haberme hecho tan feliz.
Me has abarcado, me has asumido, me has revuelto, me has enderezado, me has atolondrado, me has encaprichado, me has consentido, me has puesto mil y un nombres cariñosos, tantos que ya ni me acuerdo de cómo me llamo..., solo sé que me llamo como me llames tú y me basta.
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El poder de la palabra, entonces me susuraste al oído: cariño, soy tuya; y el mundo se hizo nuestro cuando las huellas de tus pies quedaron marcadas sobre la arena de las playas de Bata.
Y cuando Beethoven escribió la novena sinfonía; Vivaldi, La Primavera; Tchaikovsky, El Vals de las Flores; yo colocaba una flor en tu peinado...
Esos tobillos que siempre quise que fueran míos, los acaricié, me los besé con frenesí, por encontrarme ante lo que tenía por el deseo irrenunciable de mis deseos.
Quiere ser mi boca el último calzado que albergara las almohadillas de los dedos tus pies.
Bk
El Muni