No me arrepentiría por si llegase mil y una veces tarde al trabajo por estar pegado a ti en estas frías mañanas del invierno pucelano.
Volvería a pasar por la bronca de mi superior inmediato sin ruborizarme porque quiero agotar el amanecer abrazado a ti, en las gélidas mañanas de la capital castellana.
Te necesito tanto y todos días, cariño; pero, al alba se me nubla la mente sin el candor de tu abrazo y la ternura de tus besos, pues mi alma se hiela al alba cuando no estás.
Nada en el mundo como pasar del alba a las seis de la mañana pegado a ti, porque te necesito.
Nada mejor, del alba a las seis de la mañana, como despertar entre tus besos.
Nada mejor, del alba a las seis de la mañana, como degustar los jugos de tu boca abrazado a ti, cuando las temperaturas se desploman en Valladolid a siete grados bajo cero.
Bk©
©El Muni