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Una vista de Accra, capital de Ghana
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha aprobado la solicitud de Ghana para introducir la energía nuclear en el país. El país de África Occidental se convertirá así en el segundo del continente, después de Sudáfrica, en instalar nucleares.
Las ambiciones nucleares de Ghana se remontan a la década de 1960, y durante décadas ha estado negociando con el OIEA. El errático suministro eléctrico en Ghana, procedente de fuentes hidroeléctricas y térmicas, ha motivado la decisión, según el Gobierno, que tiene “grandes esperanzas en el proyecto”.
“Hemos vuelto a la idea de ir a la energía nuclear porque está previsto que llegará a ser tan barato que no tendremos que poner, ni siquiera, un precio a la electricidad. Queremos que quede en nuestros libros de historia que hubo momentos en los que tuvimos que racionar el suministro.
Esto hará crecer nuevas industrias en tecnologías de acero, soldaduras y varias funciones robóticas. Todos estos serán efectos colaterales de la energía nuclear”, dijo Robert Sogbadji, Ministro de Energía y Petróleo de Ghana.
Una plantación de piña en Ghana.- El Muni.
Ghana comenzará con la construcción de la primera planta de energía nuclear durante los próximos cinco años y se prevé que esté en funcionamiento pleno en 2025, generando 1.000 megavatios de energía, alrededor del 50% de la actual capacidad instalada para generación de electricidad en el país. Ghana espera convertirse, incluso, en exportador de energía.
En relación con la siempre controvertida cuestión de la seguridad de las nucleares, Sogbadji aseguró que estaban introduciendo protocolos en consonancia con las normas internacionales y que establecerá un órgano regulador independiente.
Chica ghanesa.- El Muni.
Dejando a un lado el tema de la seguridad, es cierto que una industria nuclear aumentaría sustancialmente la oferta de energía eléctrica en un país como Ghana. Lo que no está tan claro es que esto pueda ser económicamente rentable.
Existe bastante controversia al respecto, pero los costos derivados de la construcción de una nueva central, la dependencia de un mineral no tan abundante como el uranio, o el proceso de enfriado de las instalaciones nucleares –que necesita de abundante agua–, unido a la gestión de los residuos –que tendrán que heredar, muy probablemente, las generaciones futuras– sugieren que la generación de electricidad por fuentes nucleares no es precisamente barata.
Fuente: mnd
Edición: Bk
El Muni