En el cuerpo se sienten cambios fisiológicos como tensión muscular, respiración agitada, alteración del ritmo cardíaco o ruborización por enamoramiento. La mujer con disfunción no siente esos cambios corporales, sobre todo por falta de lubricación y tumefacción vaginal.
A nivel psicológico sentimos relajación, bienestar o satisfacción hasta llegar al deseo y la excitación sexual. La mujer con disfunción no siente placer y pierde el deseo sexual.
"No siento nada" se convierte en una frase demoledora para ella misma y para su pareja; y es la antesala de la anorgasmia, inhibición del orgasmo.
¿Debemos culpar a los hombres?... "En una parte". La psicóloga apunta a las mujeres: "Tenemos que responsabilizarnos de nuestro propio placer. Si no nos excitamos acabamos perdiendo el deseo sexual, y viceversa; si no tenemos deseo, no nos excitamos. Por eso ahora ambos episodios aparecen como un mismo trastorno".
Los trastornos del deseo y la excitación sexual se deben a una bajada del nivel normal de producción del estrógeno (hormona sexual), la edad, la fatiga o el embarazo. También a la elusión del contacto sexual con la pareja.
La diabetes, así como las enfermedades psiquiátricas y crónicas, como la bipolaridad y la medicación (psicotrópicos, neurolépticos, antidepresivos, ansiolíticos, etc.), provocan insuficiente riego sanguíneo o falta de lubricación vaginal.
El tabaco generaría problemas "importantísimos" de excitación, además de cáncer y otra serie de perjuicios graves en la salud, señala Larrazabal.
De igual forma, todo lo que tiene que ver con la intimidad y el juego erótico de la pareja influye en la excitación sexual. "Los miedos, la ansiedad, la vergüenza o la falta de aprendizaje sexual, tendrán un peso determinante en la evaluación del problema", explica.
¿Y qué podemos hacer?
Cuando una mujer se enfrenta al problema de la falta de excitación sexual "se tiene que conocer y explorar sexualmente. La mujer necesita reconocer su potencial sexual con la autoestimulación para darse placer a sí misma".
Y es necesario que compartan todas sus experiencias en solitario. "Nuestra pareja tiene que saber cómo somos capaces de excitarnos y cómo alcanzamos la satisfacción sexual. Tiene que aprender y compartir con nosotras".
Miren Larrazabal recuerda que los lubricantes y los humectantes "ayudan al bienestar de la zona genital".
La frigidez, en su opinión, "es un problema fácil de solucionar". Por eso ofrece sus consejos de salud sexual. "Si no os sentís capaces o necesitáis ayuda, recordad que siempre tenéis a vuestra disposición a los profesionales de la psicología", concluye.
Fuente: http://www.efesalud.com/
Edición: Bk
El Muni