Esto no es necesariamente buen ejemplo para los jóvenes que lean esta noticia, pero Robertine Houbrechts de 96 años consume a diario de 12 a 20 cervezas en el café Floreal en Muizen (Amberes).
"Y siempre soy la última en salir de aquí", cuenta ella al rotativo Het Laatste Nieuws.
Cada noche, cuando la mayoría de la gente de su edad ya está en la cama, Robertine se va con Félix, su hijo, al café para beber cervezas. A veces hasta 20. El lunes, la anciana celebraba sus 96 años, una gran oportunidad para emborracharse a gusto.
"Todas las noches me encontraréis aquí", dice a Het Laatste Nieuws. Cuando quiere alegar haberse bebido solo 3 o 4 cervezas, toda la sala se echa a reír.
"No, ella bebe una docena de cervezas por noche. Media caja pues de cervezas", dice el propietario del establecimiento, Fanny Waegemans.
"Estoy mareada, pero es la vejez, no la cerveza".
Esa vida marchosa no le impide a Robertine tener control de sí misma. Es, en todo caso, lo que ella misma sostiene.
"A veces la cabeza me da vueltas, pero es debido a la vejez. El médico me dijo, mientras todo vaya bien, siempre puedo irme al bar. Según él, esto no puede hacerme daño (risas en el bar).
Entre tanto, bebo cerveza desde hace años, y todavía estoy viva... Y la buena medicina, obviamente, ya que tengo tomo una pequeña pastilla al día.
Lo único que me falla es el oído, ya no escucho casi nada. Y no bebo en ningún otro sitio que no sea aquí; nunca en casa ni de día".
Los miércoles, el establecimiento estará cerrado, Robertine debe quedarse en casa, por más que le pese, a ver la televisión, preferiblemente fútbol", dijo Félix, el hijo. Eso es más prudente...
Fuente:7sur7; netafrique.net
Traducción / Edición: Bk
El Muni