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Les presento a Isaac Mwaura, el primer albino en el Parlamento de Kenya.
Estas personas son nuestras gentes, seres humanos con sentimientos, con familias que les quieren, familias a las que están apegadas y unidas desde que nacen, lo mismo que cualquiera de nosotros a las nuestras.
Sin embargo, los mismos africanos hemos convertido a los albinos negros en carnaza, por nuestra ignorancia, por razones brujeriles, por nuestra falta de respeto y consideración a la condición humana.
Los albinos africanos viven en constante amenaza de muerte, tenerosos de que vayan a perder su vida en cuanquier momento y en cualquier lugar; ¿quién sabría vivir con ese miedo constante metido en el cuerpo?.
El drama de los albinos africanos traspasa todos los límites imaginables de la crueldad del hombre africano. En ninguna parte de África están a salvo, cuando es un colectivo que debería ser protegido por todos los gobiernos del continente.
Es cierto que el africano ha sido víctima de la discriminación blanca a lo largo de la historia compartida entre las dos razas, y lo sigue siendo a fecha de hoy.
Ahora viene la gran pregunta: ¿qué derecho tiene el africano en quejarse de la discriminación del hombre blanco si no duda en vender a trozos a los suyos propios?
Los albinos son sacrificados en África como animales, en ritos satánicos, en ceremonias brujeriles y con la anuencia de las autoridades que debieran protegerlos si no son los primeros en requerir sus cuerpos, sus órganos para ritos que les confieran pseudo poderes para perpetuarse en el poder.
Son asesinados para usar partes de sus cuerpos en rituales. Un brazo o una pierna puede costar 3000 euros. A los chicos los cazan con machetes. Hay un mercado negro de traficantes que se mueve en varios países, tanto que hablar del drama de los albinos africanos reduciéndolo a un país en concreto, sería como tratar de hacer invisible un proble inquietante de proporciones apocalípticas.
Son personas negras con piel blanca y, debido a este trastorno genético, son perseguidas y asesinadas para utilizar partes de su cuerpo en rituales y pociones en Tanzania.
Las redes de traficantes que atacan a los albinos para abastecer a la brujería comienzan a extenderse por otros países de la región.
El mercado negro que trafica con partes del cuerpo de los albinos mueve miles de euros porque, en pleno siglo XXI, todavía sigue muy arraigada la creencia de que sus huesos tienen poderes mágicos en varios países africanos.
Por una extremidad de un albino se llega a pagar más de 3.000 euros, mientras que por todo el cuerpo la cifra ronda los 60.000 euros, apuntan los últimos datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
A los chicos los cazan con machetes.
Las redes de traficantes que abastecen a los brujos tanzanos ya se extienden por varios países de la región, entre ellos Kenia, donde la comunidad albina vive atemorizada, especialmente en los últimos meses, en los que se ha producido una decena de ataques.
“Estamos muy preocupados. Es difícil sentirse seguro porque nuestras vidas están en juego”, admitió a la agencia EFE el coordinador de la Sociedad Kenia , Isaac Mwaura.
El último de estos ataques ocurrió la pasada semana en el oeste de Kenia, cuando tres hombres asaltaron de noche la casa de un albino de 56 años e intentaron cortarle las extremidades.
Afortunadamente, consiguió escapar y compartir su terrible experiencia desde el hospital, donde se recupera de los cortes en su cuello, orejas, brazos y dedos.
“Yo mismo he vivido de cerca estos ataques. Hace poco intentaron secuestrar a uno de los niños albinos que viven conmigo. Por suerte, está bien”, relata Mwaura visiblemente afectado.
Este año puede ser el más duro para la comunidad albina, ya que la celebración de las elecciones generales y presidenciales del próximo mes en Tanzania ya ha provocado un “notable” incremento de los ataques contra albinos, según la ONU.
Imágenes de Isaac Mwaura y su flamante esposa. Isaac Mwaura es el Coordinador de la Sociedad Keniana de Albinismo.- El Muni.
Aunque el gobierno tanzano prohibió la brujería en enero y está llevando a cabo campañas para atajar esta barbarie, algunos políticos siguen recurriendo a ella durante las campañas electorales para conseguir ventaja sobre otros candidatos contrincantes.
En un país como Tanzania, uno de los más pobres del mundo, políticos y grandes empresarios son las pocas personas capaces de pagar grandes sumas de dinero para conseguir huesos, cabellos o extremidades de albinos.
Aunque en lo que va de año centenares de curanderos han sido detenidos por estas prácticas y decenas han sido condenados -algunos de ellos a pena de muerte-, el drama persiste al desconocer los nombres de sus clientes.
Incluso el Parlamento tanzano ha abordado esta problemática y ha pedido a sus miembros que no recurran a la brujería para intentar imponerse en las urnas.
Pese a que la mayoría de los ataques se concentran en Tanzania, el país africano con mayor índice de albinismo, el drama se está extendiendo a otras naciones, como Malawi, Burundi y Kenia, donde están surgiendo preocupantes brotes violentos.
Los albinos no solo tienen que hacer frente a las altas posibilidades de muerte temprana por cáncer de piel, sino que además tienen que luchar a diario para sobrevivir en un ambiente de marginación y persecución.
“Tenemos mucho miedo. Pedimos a las autoridades del país que nos protejan”, añade Mwaura que, pese a las dificultades, ha conseguido convertirse en el primer albino en el Parlamento keniano.
En el quirófano del Centro Regional de Tratamiento Dermatológico de Moshi, la dermatóloga Carmen Carranza infiltra anestesia a Joseph Teciete antes de extirparle un tumor.
Carmen forma parte del grupo de médicos, liderados por el doctor Pedro Jaén, que visita este hospital desde el 2008 para operar de cáncer de piel a decenas de albinos.
Se estima que sus intervenciones quirúrgicas han salvado la vida a más de 500. Cuando superé la hipocondría y los mareos en esos quirófanos llegó mi más profunda admiración por este “escuadrón de la vida”.
El doctor Luis Ríos prepara una inyección de metrotrexate, un tratamiento de quimioterapia que aplicará al carcinoma espinocelular que padece Dada Molel, una joven masai.
Ha tardado dos días en llegar a este hospital, un referente en dermatología del África Oriental.
Llevo varios años visitando este país, documentando el proyecto de los albinos en Tanzania, y es fascinante comprobar cómo va habiendo cada vez mayor concienciación entre la comunidad albina de su extrema sensibilidad al sol, cómo va calando esa información sobre la prevención y la importancia de protegerse del sol.
Lo más emocionante es saber que va disminuyendo el índice de cáncer de piel en las personas con albinismo que forman parte de este proyecto integral de salud.
Sang’uti Olekuney realiza una demostración de la correcta aplicación de Kilisun en una clínica móvil en la escuela de Secundaria Old Moshi.
Kilisun es la crema fotoprotectora específica para la comunidad albina, fabricada de manera local y sostenible en un laboratorio de Moshi.
Creada por la farmacéutica Mafalda Soto y apoyada por la ONG África Directo, hoy se distribuye este tratamiento de manera gratuita a 2.300 personas con albinismo y se quiere conseguir replicar el proyecto en otros países de la zona.
Por eso, he decidido destinar mi parte de los beneficios que se obtengan de la venta del libro Albino a este proyecto, porque lo he conocido de cerca y creo firmemente en él.
La fotoperiodista Ana Palacios, tras 15 años trabajando en la producción de cine americano cambia radicalmente su vida y emprende el camino profesional de la fotografía documental vinculada a los Derechos Humanos en África Subsahariana, con el único objetivo de mostrar realidades invisibles y sensibilizar a quien quiera mirar a este lado.
El 30 de junio, en el Museo Reina Sofía de Madrid presenta Albino, un libro de fotografía que recoge cuatro años de trabajo documental en el que intervienen arte y cooperación para visibilizar el drama de los albinos en Tanzania, al que acompaña una exposición itinerante que se inaugura el 15 de julio en el Festival de las Culturas Pirineos Sur.
Saltos, canciones, risas… infancia. Me tenían loca con el “pikcha! pikcha!” (¡hazme una foto!). Epafroida vive en Kabanga, un refugio de albinos cercano al lago Tanganika.
El Gobierno tanzano se ha visto obligado a crear centros especiales para proteger a las personas con albinismo que tienen que huir de sus poblados.
Temen ser descuartizadas por los traficantes de cuerpos que venden sus miembros a hechiceros para la elaboración de sus preciadas pócimas de buena suerte.
Sin embargo, el verdadero asesino al que se enfrentan cada día es el sol, que consume sus vidas provocándoles cáncer de piel antes de los 30 años si no se protegen adecuadamente.
Los albinos, al carecer de melanina en la piel, que es un fotoprotector muy eficaz contra las radiaciones solares, son tremendamente vulnerables a los efectos abrasivos del sol.
Si no se protegen de otra manera (usando cremas solares, ropa de manga larga, gafas de sol, gorros, etc.), es muy probable que empiecen desde niños a padecer quemaduras severas que pueden degenerar en un cáncer de piel, o que el daño en los ojos les deje una ceguera total.
Aquí les estaban haciendo entrega de unas gafas de sol a cada niño. Me encanta el look de aviadora de Maggie.
La escasez de agua en Kabanga es especialmente alarmante.
Cuando se les acaba el agua de lluvia tienen que ir al pozo del hospital del pueblo a cogerla, turnándose las mujeres negras para que las albinas no tengan que salir y arriesgarse a burlas o secuestros.
Fue emocionante publicar un artículo sobre este tema y descubrir la fuerza de la fotografía.
Cuando di a conocer aquella situación tan precaria se despertó el interés de las ONG AIPC Pandora y Corazones Albinos, que se pusieron manos a la obra y comenzaron a perforar un pozo dentro del recinto que está a punto de terminarse.
Me pasé las horas muertas en la sala de costura de Kabanga. Me gustaba ver su habilidad cosiendo a pesar de su baja visión.
Era precisa, cuidadosa y paciente. Felista cose incansable uniformes para el colegio. La confección de estas prendas es, junto con la venta de productos del huerto, su única fuente de ingresos.
A ellas les encanta bailar y me hacían grandes coreografías. Tengo cientos de fotos de estas niñas. Me conquistaba su elegancia y la delicadeza de sus movimientos.
Zawia habla Swahili, Inglés y lenguaje de signos. Quiere ser maestra. Es la líder del grupo, inteligente, viva y carismática. Tiene capacidades para llegar donde quiera. Espero que el universo se lo ponga fácil.
Lusia, con 42 años es la mayor de Kabanga. Con problemas de nistagmo y de baja visión inherentes a la condición genética del albinismo, tiene que acercarse el libro hasta casi pegárselo a la cara para poder leer.
Para mí fue una lección de perseverancia y tenacidad comprobar, día tras día, que el hecho de tener dificultades para ver correctamente no frenaba en absoluto el anhelo de conseguir desarrollar con normalidad cualquier actividad que exigiera la vista.
Sang’uti Olekuney realiza una demostración de la correcta aplicación de Kilisun en una clínica móvil en la escuela de Secundaria Old Moshi. Kilisun es la crema fotoprotectora específica para la comunidad albina, fabricada de manera local y sostenible en un laboratorio de Moshi.
Fuentes: www.elpais.com/; www.clarin.com/
Idea / Narración / Edición: Bk
El Muni