Tratar a un pueblo con regalitos caritativos cuando le estás robando a diario, es pretender tenerlo tutelado y tratarlo de menor de edad.
Yo, hasta este momento, no soy político, no soy opositor político ni aspiro gobernar a nadie.
Me aburre y me entristece la confusión de conceptos que la dictadura de Guinea Ecuatorial inocula en las mentes más porosas del pueblo de Guinea Ecuatorial.
Cuando uno denuncia las injusticias como yo, siempre te saldrá al paso algún espabilado guineano de los de la Guinea Ecuatorial atribuyéndote un rol que ni desarrollas ni ejerces ni está en tus objetivos.
Si algún día decido meterme a político lo haré. Pero, por ahora, solo me propongo diseccionar la sociedad guineana que, por una obviedad, resulta ser la sociedad de mis amores, mis raíces. Lo hago con la convicción de un alma expansiva que, a pesar de todo lo que puede abarcar, sabe lo que quiere, lo ha sabido siempre, la Guinea Ecuatorial y sus gentes; la conozco, la quiero y la necesito.
Podría decir sin miedo a equivocarme que es la comunidad de personas que mejor conozco: sus vacilaciones, sus jactancias, sus pueriles justificaciones a la inpuntualidad; sus miedos, sus anhelos y desvelos; su cobardía y traición; su promiscuidad, su inclinación a la ostentosidad, su renuencia a las muestras de cariño y afecto.
Critico y censuro sin miramientos, digamos, de manera inmisericorde determinados hábitos, costumbres y vicios en el escenario sociopolítico de mi país, lo que no quiera decir que yo sea un santo, no tengo el por qué; hábitos, vicios y costumbres que lastran nuestra sociedad, arrastrádola a una deriva poco ilusionante; por lo menos, desde mi punto de vista.
Señalo, dicho todo lo anterior, que de todos los males que afligen dicha sociedad la dictadura es el síndrome que concentra todas nuestras dolencias, la gangrena que va necrosando el espíritu afable, alegre y hospitalario del pueblo de la Guiunea Ecuatorial.
La sociedad guineana no es menor de edad como la tratan los próceres de la dictadura. Eso sí, lleva tiempo sometida a un intenso e insidioso adoctrinamiento, la catequesis de la dictadura, una especie de lavado masivo de cerebros tal que los contravalores se conviertan en paradigmas sociales: delatar a un hermano, a un padre, a un amigo, etc, en fin, a las personas más allegadas se premia con prebendas y privilegios; que si no es de fiar el guineano o la guineana de la guinea Ecuatorial que viva en el extranjero, poco más que un enemigo o enemiga; toda idea progresista es mala por importada, pero, sin el contrapunto(tómese contrapunto aquí como el contraste de dos cosas simultáneas) o sin dar ninguna alternativa.
La sociedad guineana no puede seguir dejándose engañar de manera tan burda: no hay, que yo sepa, ni un solo guineano o ninguna sola guineana en el mundo que quiera destruír su tierra, Guinea Ecuatorial, nadie. Todos los guineano de la Guinea Ecuatorial quieren y aman su país.
Si hay guineanos y guineanas que viven en el extranjero es porque en el extranjero, encuentran la libertad, los modos de ganarse la vida, escolarizar y educar a sus hijos e hijas sin temor a que éstas últimas se conviertan en madres a tempranas edades sin formación ni futuro como a menudo sucede en Guinea Ecuatorial. A toda esa gente ya les gustaría vivir en paz en su tierra, pero el régimen represivo que existe en Guinea Ecuatorial hece posible que encuentren mejor acomodo en el extranjero. El que diga que son vuestros enemigos o vendepatrias por vivir en el extranjero, miente y os engaña como a burros.
Desde el extranjero, si tanto quisieran destruír su país, toda esa gente o cada una de ellas no estaría pendiente de enviar dineros a sus pobres familias; reagruparlos en Europa para tratamientos y revisiones médicas, enviar dineritos para bloques o ladrillos para una casita, para la ecolarización y manutención; en tanto se dice que Guinea Ecuatorial tiene la rente percápita más alta del mundo; pero, ¿renta percápita más alta para quiénes?
Los guineanos y las guineanas de la Guinea Ecuatorial no pueden seguir aceptando el engaño de que toda persona que se queja por una injusticia o se manifiesta contra el abuso de autoridad está contra el gobierno o es un opositor político; eso, es una burda mentira que viene de quienes quieren seguir aferrados al poder malversando nuestros dineros, los dineros de todos y reprimiendo cualquier queja, protesta o denuncia...
(Continuará)