“¿Qué pasa si nunca vuelves a encontrar el camino de vuelta a casa?
¿Y qué pasa si lo haces, pero te encuentras con que ha cambiado, con que la gente ya no es tu gente?”
Con el paso del tiempo el Caine Prize for African Writing se ha ido consolidando como el más importante de la literatura africana, al menos, en la esfera anglófona.
Una de sus principales fortalezas es la capacidad que ha demostrado para vislumbrar a los autores que poco después pueden llegar a poblar la constelación de los escritores africanos con proyección internacional.
El resultado de la decimoquinta edición se supo el pasado lunes y su última ganadora ha sido la keniana Okwiri Oduor, bajo la sombra del reciente fallecimiento de una de las patronas del premio, la Premio Nobel sudafricana, Nadine Gordimer.
Quizá sea demasiado pronto para que los platillos de la balanza acojan las valoraciones de esta decisión (a favor y en contra), pero hay dos cosas claras. Una, que de la noche a la mañana la carrera literaria de la escritora keniana ha recibido un espaldarazo que seguramente poco podía imaginar. La otra, que con esta elección se eluden algunos de los debates en torno al premio que se habían despertado en las últimas ediciones.
Okwiri Oduor comparecía al galardón con un delicado y sentimental cuento titulado “My Father’s Head” (“La cabeza de mi padre”).
En su historia, que venía de ser publicada en la antología sudafricana Feast, Famine and Potluck (editado con motivo del Día Africano del Relato Breve) explora terrenos resbaladizos. Concretamente, los del duelo y la memoria, de una manera más evidente, pero también los de la añoranza y el desarraigo de un modo más sutil.
La protagonista tiene vívido el recuerdo del rostro de su padre fallecido, pero es incapaz de recordar su cabeza. La cocinera del hogar de ancianos en el que trabaja le dice que es porque “su padre era un buen hombre y los buenos hombres nunca te muestran sus cabezas; te muestran sus rostros”, eso en contraposición a los malos hombres que te dan la espalda y por tanto dejan ver sus cabezas.
Oduor es coherente con el tema y su narración combina situaciones oníricas, con descripciones detalladas de escenas banales. Es decir, parafraseando la fórmula manida, el material del que están hechos los recuerdos.
Uno de los principales elementos que utiliza la narradora para construir esta atmósfera de (casi siempre) entrañables evocaciones son las comidas y con ellas, las texturas, los sabores y los olores.
No se le puede quitar mérito, quizá sean los elementos más complicados para una descripción, mucho más que las formas y los colores, pero el resultado si se tiene éxito es infinitamente más sugerente. Y Oduor, tiene éxito en la mayor parte de los intentos.
Así, el cuadro general es un relato nostálgico y delicado que lleva a la concentración y a imitar a la protagonista buceando en la memoria de cada uno. La escritora keniana consigue que el lector recuerde, si no a los que ya no tiene a su lado, sí los momentos perdidos de la infancia.
Ella misma confesaba que había ideado este cuento pensando en la lejanía de la casa propia y en ese desarraigo que apenas se vislumbra. “¿Qué pasa si nunca vuelves a encontrar el camino de vuelta a casa?
¿Y qué pasa si lo haces, pero te encuentras con que ha cambiado, con que la gente ya no es tu gente?”, se preguntaba la autora en una entrevista publicada cuando fue nominada para el premio.
Para empezar el galardón lleva aparejado un premio nada desdeñable de 10.000 libras (algo más de 12.500 euros o 1,5 millones de chelines kenianos).
Sin embargo, seguramente eso no es lo más importante. La ganadora, en este caso Oduor, se convierte en escritora residente por un mes en la Universidad de Georgetown (Estados Unidos) y en invitada de honor de los más prestigiosos festivales literarios celebrados en la esfera anglófona africana (en Kenia, Nigeria y Sudáfrica).
Eso directamente y sin contar con las “consecuencias secundarias” del premio. Los miembros del jurado han demostrado una indudable vista para los nuevos talentos y en el palmarés del premio aparecen algunos de los nombres de escritores africanos con mayor repercusión como Helon Habila, Binyavanga Wainaina, Monica Arac de Nyeko o la última autora llamada a conquistar el Olimpo de las letras, NoViolet Bulawayo (que no para de ganar premios).
Okwiri Oduor había publicado hasta el momento el cuento con el que ha ganado el Caine Prize (“My Father’s Head”) y una novela breve titulada The Dream Chasers que había sido elogiada en el premio de la Commonwealth de 2012.
A pesar de esta escasa producción la escritora ya aparecía entre los mejores treinta y nueve escritores africanos de menos de cuarenta años, a tenor de su selección para la antología Africa39 de la que ya se ha hablado en esta misma sección.
La nómina de los autores que le acompañan en esta obra compilatoria es impresionante y por eso es mejor no citar nombres (para evitar el riesgo de olvidarse otros).
Sin embargo, hay que decir que Africa39 está plagado de finalistas y ganadores del Caine Prize, así que la inclusión de Oduor podría interpretarse como premonitoria.
Imágenes de la joven escritora keniana, Okwiri Oduor.- El Muni.
La elección de esta escritora keniana, más allá de sus méritos, cierra la puerta a un debate que se había abierto en los últimos años en torno al Caine Prize.
Con la designación, el año pasado, de Tope Folarin como ganador se dispararon las críticas acerca de la procedencia de los escritores seleccionados.
Se ponía en duda la “africanidad” de algunos de los galardonados y se iniciaba una compleja discusión que llevaba al debate de conceptos ambiguos como el “afropolitanismo”.
Lejos de estos dimes y diretes, Oduor se ha presentado desde el primer momento como una nairobeña de pura cepa.
En todo caso, vale la pena no olvidarse del nombre, Okwiri Oduor, porque es muy probable que siga sonando entre los escritores africanos con más repercusión, después de que ya ha conseguido la atención de los medios.
Oduor ya estaba trabajando en su primera novela, según todas las referencias aparecidas estos días, así que esta es la próxima cita.
Fuente: www.wiriko.org/letras-africanas/
Edición: Bk
El Muni