Muy a menudo, las niñas de los países del África subsahariana son obligadas a casarse a una edad temprana, después se enfrentan a situaciones difíciles en sus vidas.
Padecen la pobreza, la violencia sexual y doméstica, la discriminación y el estigma social.
Pero una organización benéfica, Camfed, que está haciendo esfuerzos para educar y prevenir a las víctimas de este tipo de situaciones, está convencida de que la educación es el mejor soporte para luchar contra los matrimonios infantiles.
Camfed tiene sus sedes en Malawi, Zambia, Tanzania, Zimbabwe y Ghana y cree que el matrimonio infantil es una consecuencia de la pobreza.
"La mayoría de las novias han perdido a uno o ambos padres y están luchando diariamente para alimentarse", dice Angeline Murimirwa, directora ejecutiva de Camfed Africa.
"Los abuelos u otros miembros de la familia no tienen los medios ni los recursos necesarios para cuidarlos y, a menudo, se les obliga a considerar el matrimonio como la mejor opción para sus vidas".
En África, hay 125 millones de niñas casadas; el 39% de todas las niñas en la región subsahariana se casaron antes de los 18 años.
Aunque muchas familias creen que el matrimonio infantil ofrece un beneficio económico, exacerba aún más la situación.
En las comunidades pobres, la educación es más para los niños porque los padres piensan que tienen más probabilidades de encontrar trabajo y no corren los mismos riesgos de inseguridad que las niñas que viajan largas distancias hasta la escuela.
Esto significa que las familias pierden los beneficios económicos que podrían provenir de la escolarización de las niñas. Las mujeres a menudo vuelcan sus ingresos en sus familias, pagando para educar a sus hijos, hermanos y seres queridos.
Por lo tanto, una niña educada tiene el potencial de sacar a toda su familia de la pobreza.
Sin embargo, cuando se casan, a veces es el final de su educación. Muchas novias esperan que la boda sea una oportunidad para ir a la escuela, pero generalmente terminan quedándose embarazadas poco después o se quedan en casa para hacer las tareas domésticas.
En el África subsahariana, el 75 por ciento de las niñas comienzan la escuela primaria, pero solo el 8 por ciento completa la enseñanza secundaria. Según un informe de Unicef, el número de niñas casadas se duplicará para 2050 si no se toman medidas.
Casada a los 12 años.
Según la BBC, Gloria tenía 12 años cuando murió su padre, dejando a su madre con 10 hijos que mantener. Al vivir en una de las provincias más pobres de Zambia rural, había pocas opciones disponibles para la familia.
"Lloré porque era demasiado joven para casarme", recuerda Gloria. "No quería, no entendía el significado del matrimonio, estaba tan asustada...".
Después de la boda, Gloria dejó de ir a la escuela y pasó sus días cuidando la casa y buscando trabajo.
Seis meses después de casarse, Gloria se quedó embarazada; poco después, se vio obligada a casarse con el hermano de su esposo tras la repentina muerte de su esposo. Generalmente sujeta a la violencia de género, sufrió un aborto espontáneo.
Unos años más tarde, Gloria quedó embarazada otra vez, y todavía llevaba al bebé en brazos cuando murió su segundo marido.
"No tenía conocimiento de cómo dar a luz a un bebé, di a luz en casa y los vecinos me escucharon, fue cuando vinieron a ayudarme".
Al igual que millones de otras niñas casadas, Gloria vivía en la pobreza, habiendo abandonado la escuela sin ningún provecho ni calificación.
Sin embargo, la suerte le sonrió. Después de enterarse de su situación a través de su red de ex alumnos, la organización benéfica Camfed Internacional acudió en su ayuda.
Imágenes con Angeline Murimirwa, Directora Ejecutiva para África de la organización benéfica CAMFED Internacional.- El Muni.
Como a Gloria, Camfed había apoyado también a Angeline Murimirwa.
"Recuerdo que me iba a la escuela primaria con un vestido rasgado, sin zapatos y sin suficiente dinero para comer, me sentía culpable cuando mis padres vendían maíz para comprarme útiles escolares y yo, ahora, estaba fregando platos para una maestra, solo para comprarme un lápiz ", reveló Angeline.
Nacidos en Zimbabwe, los padres de Angeline no podían enviarla a la escuela secundaria, a pesar de que tenía uno de los mejores expedientes académicos del país.
"Sin dinero para la matrícula o la ropa, no tenía ninguna esperanza de ir a la escuela, a pesar de que mi madre quería que yo fuera.
Camfed eligió a Angeline para su primer programa de apoyo en Zimbabwe en 1993, y desde entonces se ha convertido en Directora Ejecutiva de la organización en la región.
El promedio de los ingresos de las mujeres aumenta hasta en un 25% por cada año en la educación secundaria, y el objetivo principal de Camfed es alcanzar a las niñas más marginadas a través de la educación.
Hasta ahora, la asociación ha permitido que más de dos millones de niñas vayan a la escuela y se comprometió en apoyar a un millón más hasta 2020.
La organización benéfica paga las tasas académicas y proporciona libros, uniformes y artículos de cuidados para la salud, que a menudo son una gran barrera para las familias rurales, incluso en países donde la educación secundaria es gratuita.
"Trabajamos con las comunidades para priorizar a quienes más lo necesitan, y estas personas son niñas en términos generales", dice Angeline.
"Ellas son las primeras en abandonar la escuela, las primeras en sentirse decepcionadas por el sistema, y están expuestas a los peligros de matrimonios y embarazos precoces".
"Sin embargo, la educación de las niñas tiene el mayor impacto en la transformación de esas comunidades; "madres educadas educarán a sus hijos e hijas, y se abrirán nuevos horizontes para las mujeres en la independencia económica y el liderazgo".
Gloria es un ejemplo de cómo la educación puede transformar la vida de una niña. Ella tiene 17 años en la actualidad y se está preparando para volver a la escuela.
"Cuando termine, me gustaría ser médico", dijo Gloria. "La primera médico de mi familia".
Fuente: Afrikmag; netafrique.net
Traducción / Edición: Bk
El Muni