Quien ríe último, ríe mejor. Es el pobre consejo que este pobre bloguero puede darte, señora: todo depende de ti.
Empecé a rebuscar en sus efectos personales, en su teléfono móvil y en su ordenador, y me di cuenta que mantenía una relación en la ciudad, donde trabajaba.
Su amante era una estudiante por la que gastaba todo su dinero. Lo invité a mi costa para pasar un fin de semana sin los niños, lejos de todo para salvar nuestro matrimonio. Quería que hablásemos. Yo no le dije lo que ya sabía, solo trataba de recuperar a mi marido.
En vano. Se mantuvo siempre distante hacia mí. Hizo falta que le suplicara para que me tocara. Hemos hecho 3 años sin tener relaciones sexuales, ya me parecía demasiado tiempo teniendo un marido.
Me acerqué entonces a un amigo que me apoyaba, y lo que tenía que pasar, pasó. Nos acostamos juntos mi amigo y yo. Engañé a mi marido.
Al principio me sentí muy mal, pero me siento revivida, puesto que tengo a alguien con quien puedo contar, ya que mi marido no se preocupaba ya de mí ni de mis salidas.
Hace 6 meses mi marido perdió su trabajo y volvió a casa. Y con mi trabajo soy yo la que hace frente a todos los gastos de la casa. De todos modos él ya no se preocupaba de nosotros desde hacía bastante tiempo.
Lo irónico es que desde que regresó, mi marido se ha vuelto más cariñoso que nunca. Si yo pudiera, me haría el amor todos los días, sin embargo no puedo.
Ya no le aguanto más. No soporto que me toque de nuevo, ni mucho menos hacer el amor con él. Se ha hecho tan manso como un cordero, incluso se ofrece a llevarme al trabajo.
¿Hasta cuándo voy a negarme a él? He sido herida en mi corazón de mujer. Ni siquiera se ha disculpado por los 8 años infernales que me hizo vivir.
Yo estaba dispuesta a soportarlo todo por nuestros hijos; pero, ya he llegado al límite. ¿Que debo hacer?
Os lo ruego quiero un consejo.
Fuente: Afrikmag
Traducción / Edición: Bk
El Muni