Si en lugar de luchar por el bienestar de los pueblos africanos y contra las oligarquías dictatoriales que vacían de recursos y personas el continente africano, el islamismo radical va sembrando el terror de manera indiscriminada entre los desheredados y no ha derribado ninguna dictadura, habrá que ir pensando en echarlo de África.
Si recordamos que la esclavitud africana empezó con los árabes mucho antes que con los occidentales, motivos suficientes tendrán los africanos para replantearse la existencia de una religión de origen árabe en su continente.
El áfrica negra se ha resistido casi siempre a la islamización.
La incompetencia de sus gobernantes, su falta de conocimiento y valoración de la diferenciación cultural del continente negro con respecto a culturas invasoras, hace hoy de África un continente agrietado por el que se filtran fanatismos como el islamismo radical.
El fanatismo islámico se está encontrando con un terreno lo más grade y fértil posible para sembrar sus radicalismos y sus odios.
La intransigencia e intolerancia del islamismo radical va poco a poco minando África en nuestras propias narices.
Y no parece que haya nadie que lo pueda frenar. Cosas de esa índole ni las ven los demagogos gobernantes africanos mientras estén pendientes de expoliar y ayudar expoliar sus países.
¡Panafricanistas de pacotilla!
Bk
El Muni