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El Muni

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3. Guineanadas: ingratos y delincuentes.

Publicado por Bokung Ondo Akum in Guinea Ecuatorial

En lugar de decir que son o han sido delincuentes con cuentas pendientes con la justicia española, dicen que jamás volverán a pisar suelo español,  proque España es como un país esclavista.

 

"Abogados" delincuentes, "filósofos" delincuentes, "administrativas" delincuentes, "sanitari@s" delincuentes, "físicos" delincuentes, "curas" delincuentes, "ginecólogas" sin título, etc, etc, etc.

Si algún día Guinea Ecuatorial es un Estado de Derecho, algo tendrá que hacer para que los guineanos y las guineanas que han delinquido en España salden sus deudas con la sociedad y la justicia españolas.

 

Tengo muchos nombres, pero no los citaré hoy. Cuando vea la pertinencia, los publicaré.

 

Nadie ignora que la inmigración guineana a Europa, principalmente a España, como toda la inmigración africana hacia Europa es debida a la vida precaria en los países de origen, por las dictaduras que asolan el continente africano en conivencia con las potencias occidentales.

 

Pero, emigrar para lograr una vida mejor no significa ganarse la vida a cualquier precio, ni mucho menos mancillando el buen nombre del resto de guineanos y guineanas nobles.

 

No sé si a gran escala o a la menor, muchos guineanos y guineanas han delinquido y siguen delinquiendo en España y, antes de responder ante el pueblo y la justicia españolas, huyen a Guinea Ecuatorial, donde saben que no tendrán que responder ante nadie, pues, no hay tratados de extradición entre España y la Guinea Ecuatorial y a nadie le quita el sueño conque un guineano o guieneana haya delinquido en España.

 

 

3. Guineanadas: ingratos y delincuentes.

 

La población guineana es poca cosa en comparación con muchos países de su entorno o de similares dimensiones.

 

Lo curioso es que mucha de esa gente delincuente, para esconder  su incapacidad de volver a pisar el reino, le atribuyen a España  todos los males del mundo como si el país de Isabel II fuera la puerta al mismísimo infierno. Saben con toda certeza que en cuanto vuelvan a pisar suelo español acaban en la trena.

 

Ha habido guineanos que, o bien abandonaron a sus esposas o se olvidaron de terminar sus estudios en el Reino de España cuando huían precipitadamente a Guinea Ecuatorial.

 

Los ha habido y los hay delincuentes desagradecidos de muchos niveles de criminalidad: estudiantes universitarios, jóvenes adolescentes, padres de familia, amas de casa, jovencitas de buen ver, etc, etc, etc.

 

Las personas a las que me refiero se han involucrado y se involucran todavía, aunque de baja intensidad, en robos en los supermercados, agresiones a policías españoles, digo agentes del orden, falsificación de documentos oficiales, menudeo y tráfico de drogas; explotación sexual a sus compatriotas, transferencia ilegal de tarjetas de residencia, apadrinamientos ilegales, matrimonios de conveniencia con fines lucrativos, dudosos reagrupamientos familiares, falsos empadronamientos, falsificaciones de diplomas académicos; mujeres que presionan y acaban explotando a sus hermanas, sobrinas y amigas  en el mundo de la prostitución, hombres que llevan a sus esposas a prostituírse, falsificación y tráfico de billetes falsos, etc, etc, etc.

 

La falsificación y tráfico de billetes falsos es uno de los delitos por los que muchos guineanos han huído de España, abandonando sus estudios, incluso a sus esposas.

 

Más de un bebé de entre las guineanas casadas habrá sido concebido en un prostíbulo, sencillamente porque al marido le dió por llevar a su pareja al prostíbulo.

 

 

Aquí, no estoy cuentionando cómo cada persona ha de ganarse el pan; pero, llevar a tu mujer al club de alterne mientras te quedas roncando en casa, es indigno. Y por si fuera poco lo anterior,  de ahí viene tu mujer embarazada..., ¡sálvenme los dioses!

 

Muchas de esas personas están en estos momentos formando parte de la administración guineana, y el Estado guineano no se han tomado las mínimas molestias por comprobar la idoneidad de sus candidaturas a la hora de  admitirlos como funcionarios del Estado.

 

Por la escasa magnitud de la colonia guineana en España, y sus delitos no suponiendo una alarma alguna para la sociedad española, casi pasan desapercibidos.

 

Es duro tener que narrar todo esto, teniendo en cuenta que muchas de esas personas podrían ser amigas, tías, primos y amigos de quien suscribe este texto. Pero, el interés de esta publicación es por sensibilizar por la restauración cívica y moral de mi país.

 

Si la dictadura ya es de por sí mala, pensar que esta generación de personas fuera a gobernarnos el día de mañana, me quita el sueño.

 

 

La segunda mitad de  la década de los 90 y  la de los 2000, inmersas en lo que en España se ha dado en llamar burbuja inmobiliaria, fueron tiempos propicios para la obtención de créditos bancarios en el reino. Fue época en la que en Zaragoza unos muchachos se encontraron con una veta de oro.

 

Falsificaban nóminas y contratos laborales para hecerse con vehículos de alta gama, equipos de música de alta definición, mobiliario de vivienda, etc. También por Zaragoza la policía española tuvo que desmantelar una red guineana de  falsos apadrinamientos por reconociemiento.

 

Por madrid y resto de España, ni decir el número de guineanos atrapados por camellos y delitos menores.

 

La mayoría de guineanos y guineanas que han vivido en España siempre quieren volver a España por las razones que fueran. Los que andan poniendo a partir a España es porque no pueden volver a pisar suelo español por sus delitos. Se escaparon a Guinea Ecuatorial antes de que les fuera abierto el juicio oral por sus crímenes contra la sociedad. Quien diga que eso no es cierto miente descarradamente.

 

Los delincuentes guineanos tenían una idea en mente: hacerse con el mayor número de préstamos bancarios que luego no devolverían. Para ello, bastaba contar solo con un contrato laboral indefinido.

 

En aquella España, cualquier director de banco te concedía el crédito sin mayores requisitos con solo tenderle un contrato indefinido.

 

Lo que lamento de todo esto es que mi país siga siendo una dictadura donde se premia incluso a delincuentes. Hoy en día, no resulta nada extraño que un delincuente sea secretario de Estado, director general o magistrado.

 

 

Al final, el nombre de mi país es el queda por los suelo a cuenta de unas sinvergüenzas y unos chorizontes.

 

El día de la verdad, espero que las autoridades de una Guinea Ecuatorial convertida en Estado de Derecho, entregue a esos y esas delincuentes a la justicia española, para bien de las relaciones entre los dos países y para la exhoneración del nombre de mi pueblo  ante la sociedad española.

 

No tenemos que portarnos como vándalos a ojos del pueblo español por mucho que España no cumpliera debidamente con la descolonización de las antiguas provincias del Golfo de Guinea.

 

 

 

Bk

 

 

 

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