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En el silencio pesado de la noche cerrada, busco tu abrazo a tientas; cuando los tacones dejaron de romper el parquet de la cueva, tus pies bajo sábanas rosas acariciaba.
volando cual paloma sedienta de hogar, en busca de la siguiente rama para nuestro nido, el lecho en la penumbra, el sol nos encontro sonriendo abrazados, aquél año que aprendí besarte a besines.
Nunca me fue fácil conciliar el sueño, más difícil todavía cuando no siento tu tentadora respiración.