Ella ha abandonado la casa conyugal y ha anunaciado que pedirá el divorcio.
Más allá de la emoción suscitada tanto a nivel nacional como internacional, el ataque en el Grand-Bassam producido en la tarde del domingo, 13 de marzo 2016, ha sacudio el hogar de algunas de las víctimas, como el de Leonard K. (nombre ficticio por razones de seguridad).
Por culpa de sus relaciones extramatrimoniales, Leonard K. acabó entre las víctimas, en el lugar de la tragedia, en lugar de hallarse, como le hizo creer a su esposa, en Yamoussoukro (capital política de Costa de Marfil, casi en el centro del país, específicamente a 230 km), donde se supone que estaría trabajando, con el conocimiento de su esposa.
Ejecutivo en una empresa de telefonía en Abidjan, llega a casa procedente del trabajo el viernes 11 de marzo, e informa a Helen, su esposa, que tiene una «importante misión de 48 horas» a llevar a cabo en Yamoussoukro.
La señora no tuvo ninguna objeción, incluso se puso a preparar el equipaje para el viaje de su marido. Todo iba bien hasta los ataques terroristas ocurridos en los hoteles y en la playa de la ciudad costera de Grand-Bassam, en Abidjan, Costa de Marfil.
Trece de marzo, un domingo en el Grand-Bassam, tranquilamente sentado en la playa en hermosa compañía, junto al mar y bajo un suave sol tropical, Leonard K. y su amante se encontraron de repente en un espeso fuego cruzado alimentado y avivado por los yihadistas. Entonces se produjo la estampida total en la playa; la desesperación llevó a la gente huir de la muerte en desbandada.
Cuenta un amigo de la familia:
«En el sálvese quien pueda, el hombre y su amante se perdieron de vista. Una vez estuvo él a salvo, fuera de peligro, dijo que no sentía su pie derecho. Fue entonces cuando se dio cuenta que le habían disparado en la pierna derecha y que sangraba profusamente.
No podía caminar, lo que aconsejó su hospitalización en la Pisam (Polyclinique sainte Anne-Marie), en Cocody.
Durante la estampida, se dejó sus ordenadores portátiles en la playa. Entonces, más tarde, yo llamé y alguien al otro lado de la línea telefónica me dijo que formaba parte de los heridos en el atentado del Grand Bassam y, como aguja en un pajar, le encontré ingresado aquí en la Pisam.
Cuando le conté los hechos a su mujer, no podía dar crédito a sus oídos, se desmayó porque para ella, su marido había ido a trabajar a Yamoussoukro.
Así, con la rabia en su corazón le hizo una breve visita en la PISAM, y le dijo a su marido que esperaría su mejoría para pedir el divorcio. Actualmente, con sus dos hijos, la mujer ha abandonado la casa conyugal», según cuenta este amigo de la familia.
Fuente: apr-news.fr
Traducción/Edición: Bk
El Muni