Para que me entiendas lo mejor posible, mi vida, tú y yo, somos don Quijote y Dulcinea, somos los amantes de Terruel; somos la parejita que retoza bajo las encinas de El Retiro de Madrid, los dos enamorados que se besan contemplando el paso de los buques mercantes por el canal de Panamá, aquella pareja que hace el amor en las aguas cristalinas de las Seychelles; somos Romeo y Julieta.
Somos todas las epopeyas de amor, el rugido del Harmatan en el Sahel, el beso poético del Nilo al Mediterráneo, el abrazo entre el Índico y el Atlántico en la Ciudad del Cabo...
Nosotros somos aquellos dos que velan las noches por estar juntos porque la distancia les separa; la una como el otro, los que viajan allende los mares para encontrarse.
Somos los tortolitos que se zambullen en las rías de El Muni mientras sube la maréa en luna creciente.
Nosotros, cariño, no somos distintos de los dos que van de la mano a la salida de un teatro de Buenos Aires, los que sellaron su amor con un candado en el Puente Milvio de Roma, o en la Pasarela Léopold Sédar Senghor de París...
Somos esa pereja que en cualquier latitud de nuestro planeta despierta abrazada.
En fín, mi niña, muchas chicas como la de Bata están siendo amadas segundo a segundo por todo el mundo. Brindemos por todas esas almas enamoradas, para que la dicha les acompañe siempre.
Entre tanto, nos tenemos tú y yo, hasta el final de los tiempos, porque quiero pasar el resto de mis días pervirtiendo tu boca a besos.
Bk
El Muni