Hoy se cumplieron quince años de la firma de los acuerdos de paz en Angola, pero parece un pacto entre caballeros el olvido intencionado de no hablar de la guerra que sumió a Angola en las tinieblas durante veintisiete años, casi treinta.
Tampoco los analistas, personalidades de distintos sectores sociales ni los ciudadanos en la calle hablan del tema, que marcó dos generaciones de angoleños en acciones que nacieron con la guerra fría y la superaron.
Tres lustros después, y a pesar de los esfuerzos gubernamentales, la riqueza continúa muy mal distribuida, y debe ser para el próximo gobierno -resultante de las elecciones del próximo agosto- una de las prioridades si quiere mantener la estabilidad y la coexistencia que tanto celebran aquí en una región con esas asignaturas haciendo constantemente de lastre.
Imágenes de Angola, quince años después de la guerra civil.- El Muni.
Es un tema tabú, comentó un extranjero con varios años de residencia en Angola.
¿Cómo es posible alejar esos fantasmas si se teme mencionarlos? Su respuesta es lapidaria: teniendo fe en que nadie elija nuevamente ese camino, que costó al país un millón de muertos, cuatro millones de desplazados e incontables pérdidas materiales.
Otro punto es que además de los miles de mutilados por el conflicto cada año se le suman decenas de desmembrados por la explosión de minas enterradas en diversas regiones angoleñas. Es como si hubiera un ser que hiciera recordar los horrores vividos.
Para limpiar de esos artefactos todo el territorio nacional se requieren 246 millones de dólares cada año por otros ocho, hasta 2025.
Resulta adecuado dar loas a la paz, pero sin olvidar la historia porque al final sería una celebración vacía sin garantía de que no se repita.
Fuente: www.prensa-latina.cu/
Edición: Bk
El Muni