La historia no tiene marcha atrás y este domingo ha dado uno de sus pasos hacia delante en La Habana.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha aterrizó en el aeropuerto internacional José Martí a las 16.19 horas de Cuba (cinco horas más en España). Quince minutos después, acompañado por su esposa, Michelle Obama, y seguido por sus hijas, Sasha y Malia, ha descendió del Air Force One y, recibido por el canciller cubano Bruno Rodríguez, se ha convertido en el primer presidente estadounidense que visita la isla desde que lo hiciera Calvin Coolidge en 1928.
Y su llegada ha hecho finalmente palpable el proceso de normalización de las relaciones bilaterales que Obama aspira a hacer “irreversible" tras más de cinco décadas de enfrentamiento desde que triunfó la Revolución liderada por Fidel Castro.
Imágenes de la visita de Barack Obama a Cuba.- El Muni.
El viaje tiene también, aunque en dosis más moderadas, carga política concreta. Obama y Raúl Castro se reúnen tras la ofrenda en una bilateral en la que el mandatario estadounidense planteará directamente a su homólogo cubano el tema de los derechos humanos, según avanzó hace unos días uno de los asesores de seguridad nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes.
Pero la negociación de la agenda ha sido un trabajo laborioso y complicado y muestra aún algunas de las muchas y enormes diferencias que separan a los dos países reencontrados. Aunque tras la bilateral habrá declaraciones de los dos líderes, no se celebró la rueda de prensa que Obama acostumbra a dar tras este tipo de encuentros.
La oportunidad de Obama de dirigirse directamente a los cubanos llegó en un discurso de unos 50 minutos este martes. Parte trascendental de esa alocución era recordar la historia complicada que ha separado a los dos países y las tensiones que aún separan a muchos cubanos en la isla de los del exilio.
Pero además Obama presentó su visión de futuro y, según adelantó también Rhodes, en ese terreno “dejó claro que es el pueblo cubano el que debe decidir" ese futuro, un mensaje de no injerencia que sin duda fue bienvenido.
En un viaje histórico cargado de gestos y con importante foco en las posibilidades económicas y comerciales de la nueva relación pese a la persistencia del embargo y gracias en parte al reciente aperturismo cubano, el presidente lanzó también un importante mensaje al celebrar justo después del discurso un encuentro en la embajada estadounidense con representantes de la sociedad civil cubana al que han sido invitados disidentes, uno de los puntos que más han tensado las negociaciones de la visita.
Este domingo, la tradicional protesta que organizan cada domingo las Damas de blanco y otros opositores políticos ha acabado en enfrentamientos entre estos y defensores del regimen y unos 50 activistas han sido detenidos.
Antes de esos arrestos, Aniuska Gómez García protestaba la visita de Obama. “Dijo que visitaría si había un cambio y lo que ha pasado ha sido lo contrario”, denunció, “se ha intensificado la presión”.