Vivir en pareja no siempre es fácil, hay momentos en los que nada parece bueno y se siente el deseo de ir a otra parte en busca de la felicidad; pero, es la calidad del compromiso lo que suele marca la diferencia.
Desafortunadamente, para un compromiso, cualesquiera que sean las circunstancias de la vida, no todos pueden hacerlo.
Esta es la historia de Jean Pierre y Sophie, que se casaron hace menos de un año. Jean Pierre es hombre de 42 años, con una buena reputación en su entorno, aunque estuvo soltero durante mucho tiempo.
Sophie, la esposa de Jean Pierre, es una luchadora ambiciosa, con gran conocimiento en los negocios.
A raíz del encuentro con Jean Pierre, Sophie ya había tenido una hija de 15 años de su anterior matrimonio.
Durante algún tiempo entre Jean Pierre y Sophie ya no existía el gran amor que habían sido tiempo atrás. Sophie siempre llegaba tarde debido a sus transacciones comerciales y sus múltiples viajes para liquidar productos que le llegaban casi todos los fines de semana, de modo que incluso sacrificaba sus momentos de descanso a expensas de su negocio.
Una situación que molestaba a Jean Pierre, quien se sentía cada vez más descuidado y dejado de lado por su esposa; no disfrutaba pues al máximo de su matrimonio.
Jean Pierre aguantó esa situación durante mucho tiempo, trató de hablar con su esposa, pero ésta estaba todavía demasiado ocupada y, a menudo, hablaba de cómo rentabilizar mejor el tiempo para su negocio.
Sintiéndose descuidado y cada vez más desplazado por su esposa, Jean Pierre se volcó entonces en Anne, la hija de Sophie que con a penas 15 años tuvo relaciones sexuales regulares con el esposo de su madre.
Finalmente, la pequeña Anne se quedó embarazada sin saberlo; vomitaba y se la veía lo suficientemente pálida, pero sin saber ella misma que estaba embarazada.
Su madre, que también se sintió indispuesta desde hacía unos días, propuso que las dos acudieran al médico. Veredicto de las pruebas médicas: Sophie estaba embarazada.
Fue la gran alegría del momento y Sophie no tardó en informar a su esposo; pero, esta alegría se disipó rápidamente cuando se enteró de que su hija también está embarazada.
Anne, la chiquilla, por un momento dudó en hablar; pero, finalmente confesó y dijo que lo hizo para proteger el matrimonio de su madre.
Al parecer, la niña había elegido voluntariamente entregarse a su padrastro para evitar que él se fuera de casa. Sophie se sintió pues traicionada por su hija y por su encantador marido.
Finalmente, viendo arruinado su matrimonio, la mujer pidió el divorcio; pero, Jean Pierre se negó a aceptar el divorcio y se presentó dispuesto a hacerse cargo de ambos embarazos.