Por María G. Lomas | Dakar (Senegal)
En Senegal la religión mayoritaria es la musulmana y debo comenzar diciendo que he encontrado una sociedad abierta y respetuosa. Antes de venir no sabía muy bien cómo debería vestirme.
Y aunque habrá más, yo he diferenciado dos tipos de prendas, las mujeres llevan o bien ropa ancha, tipo túnica con grandes aperturas en las mangas que a veces dejan entrever la espalda y el costado, o bien un vestido en dos partes que marca más la silueta, la parte de arriba puede llevar bastante escote -por lo que he visto- e incluso los hombros al descubierto y la falda es larga de corte evasé. A lo que voy es que en general sobre el vestir no hay un gran conservadurismo.
Luego hay tradiciones que van desapareciendo poco a poco, sobre todo en las ciudades. En los pueblos es más habitual por ejemplo la poligamia, los hombres pueden tener hasta cuatro esposas. Los jóvenes ya no suelen tener más de una esposa, en ese sentido se ven cambios.
Pero en cuanto al matrimonio, lo que sí me ha sorprendido son los matrimonios concertados y a edades tempranas. Que una niña de 12 años te pregunte de dónde eres y que al decirle Madrid te diga que su marido está allí, te deja helada. No está casada pero sí sabe quien va a ser su marido.
En Senegal nacen muchas más mujeres que hombres y el problema es el acceso a la educación, si bien sí que asisten a la escuela primaria, a partir de los 12 años la cosa cambian. A esa edad pueden tener acordado el matrimonio o incluso casarse, aunque no se consuma hasta que sean más mayores de edad.
Obviamente si se casan dejan de ir a la escuela para ocuparse de la familia o vivir con la madre del marido y aprender de ella a llevar el hogar. El problema es que además todas estas decisiones las toma sobre todo el padre por mucho que la madre quiera que su hija estudie.
También es increíble el peso de la presión social, la familia y las tradiciones. Además de diferentes etnias, en Senegal hay clases sociales, y los miembros de una clase no pueden casarse con los de las otras.
Y es increíble que un chico joven te diga que ha dejado al amor de su vida y se casará con otra a la que no quiere porque sus padres no le dan permiso para casarse con alguien de otra casta.
¿Tiene usted algo bonito que decir? Yo, sin comentarios.- El Muni.
Otra diferencia está en el canon de belleza, yo veo a todas las mujeres de aquí guapísimas. Es cierto que la mala nutrición hace que estén muy delgadas y los hombres desprecian ese ideal de belleza insano que en realidad en otros países buscan muchas mujeres.
En Senegal las mujeres también trabajan muchísimo, en la ciudad y en las zonas rurales. En uno de los colegios a los que fuimos sólo vinieron a vernos los niños por la mañana, y yo pregunté por qué no había niñas y me dijeron que las mujeres estaban trabajando en el campo, cocinando, lavando, etc y que vendrían por la tarde. Mientras tanto, muchos hombres se pasan el día sin hacer nada.
En las ciudades es algo diferente, es habitual que trabajen los dos pero lo que te reconocen con total franqueza es que ellos, en casa, de lo único que se encargan es del mando a distancia de la televisión.
Cuando por ejemplo hemos comido en alguna casa a la que nos invitaban o si nos han traído comida, nunca comíamos con mujeres, yo he sido la excepción porque en algunas casas hombres y mujeres comen separados, aunque me dijeron que eso depende de las familias y que no está generalizado.
En fin, en Senegal también las mujeres tienen todavía un largo camino por recorrer.
La poligamia es una preocupación cotidiana en los hogares de Senegal. Se trata del matrimonio en que un hombre se casa con más de una mujer. Algunas senegalesas se enfrentan con el problema del matrimonio polígamo a diario, pero...
Los textos legales son muy claros al respecto. Según el artículo 133 del Código de la Familia en Senegal, «el matrimonio puede celebrarse de tres formas distintas: bajo el régimen de la poligamia (cuatro esposas como máximo), bajo la limitación de la poligamia (de dos a tres esposas), o bajo el régimen de la monogamia».
Por lo que se refiere al artículo 113 del mismo código, se estipula que «el hombre no puede volver a casarse si tiene un número de esposas superior al permitido por la ley, habida cuenta de las opciones monogamia o limitación de la poligamia por el hombre suscritas. Esta elección se hace ante el funcionario del registro civil».
Hay que decir que en el país de Macky Sall, es raro encontrar hombres dispuestos a firmar por la monogamia cuando se casan. Incluso si el marido firmara tal acuerdo, la mujer nunca tendrá tranquilidad emocional por miedo a ser engañada en cualquier momento. Ellas prefieren ser co-esposas y saber oficialmente de la existencia de la otra, en lugar de tener un marido que luego las engañe.
Según la señora Ndoye, la poligamia es un mal necesario para las mujeres de Senegal. «He sabido desde el principio que el hombre senegalés es polígamo desde el vientre materno. Es por eso que yo no quería hacer hincapíe en estos temas con mi marido. Los dos firmamos por la poligamia, el resto depende de él, tomar o no tomar más esposas», sostiene la señora.
Para Maïmouna, la elección de tener un marido polígamo es una ventaja. Esta mujer sostiene que su estatus de polígama le convierte en una mujer libre, incluso estando casada:
«Mi marido pasa dos días consecutivos a la semana con la otra; en ese tiempo, estoy con mis amigas. Nosotras (mis amigas y yo) salimos, participamos en servicios de cócteles. En fin, trato de disfrutar de mi juventud antes de quedarme embarazada», confiesa ella.
Según las encuestas, las senegalesas se declaran a favor de la poligamia, sea cual sea su nivel de formación.
Fuente: Afrikmag; netafrique.net
Traducción / Edición: Bk
El Muni