Millie y Marcia Biggs son mellizas, pero sus profesores de primero de secundaria en la escuela King Solomon de Birmingham no tienen ninguna dificultad para distinguirlas.
Millie adora las muñecas, el color rosa y los disfraces de princesa. Marcia es bastante chicazo y su pasión es el deporte. Bueno, además, Millie es 'negra' y Marcia es 'blanca'.
Entre comillas, porque estas hermanas, que la prensa británica presenta como «un caso entre un millón», son la prueba de que, en esta sociedad global, la raza es un concepto cultural y no biológico. «Cuando la gente nos ve, creen que solo somos superamigas», admiten.
Su historia ocupa la portada del número especial dedicado a la raza de la revista 'National Geographic', que aprovecha la impactante imagen de las dos pequeñas de 11 años -vestidas igual, pero con distinto color de piel- para lanzar una serie que durará todo el año.
«Estas gemelas te harán repensar la raza», anuncian. Amanda Wanklin, asistente domiciliaria, y Michael Biggs, mecánico de coches, se enamoraron sin darle muchas vueltas al asunto cromático y el 3 de julio de 2006 tuvieron a dos niñas preciosas y muy parecidas.
Con el tiempo afloraron las diferencias: Marcia posee el semblante claro, los ojos azules y el pelo rubio de Amanda; Millie es de piel morena y luce rizos negros como Michael.
«Pero las dos tienen mi nariz», afirma el orgulloso padre, de ascendencia jamaicana. «Nunca nos preocupó el tema del color. Simplemente lo aceptamos», explica.
Ellas no han sufrido racismo. La gente siente más bien curiosidad. Amanda recuerda en la revista que, cuando las paseaba en su carrito, siempre había alguien que la miraba a ella, luego examinaba alternativamente a los dos bebés y preguntaba:
«¿Son gemelas?».
Cuando escuchaban la respuesta afirmativa, invariablemente oponían: «Pero una es blanca y la otra es negra». Y la madre replicaba, didáctica: «Sí, son los genes».
¿Qué probabilidades hay de que algo así ocurra? En realidad, más de una entre un millón.
Jim Wilson, un experto en genética de poblaciones de la Universidad de Edimburgo que ha analizado muchos casos como el de los Biggs, calcula que pasa en uno de cada 500 embarazos múltiples en parejas mixtas.
El color de nuestra piel depende de una veintena de genes y cada mellizo puede heredar la variante del padre o de la madre de cada uno de ellos, en un proceso aleatorio que determinará la cantidad de melanina en su epidermis.
El resultado de este 'batido' de ADN es imposible de prever y depende de la geografía: no es lo mismo que uno de los progenitores provenga del África negra a que proceda del Caribe, donde los colonos caucásicos y los esclavos negros se mezclaron durante siglos.
La investigadora Alicia Martin, citada por 'National Geographic', recuerda que, en términos genéticos, la tonalidad de la piel no es un rasgo binario con solo dos posibilidades:
«Todo el mundo tiene un cierto gradiente en ese espectro». Y más en un mundo donde la colonización, las migraciones, la globalización y el derrumbe de los prejuicios raciales han diluido los fenotipos puros y favorecido el mestizaje.
El caso sirve a la revista para proclamar que, con los actuales conocimientos de genética, la idea de un mundo en blanco y negro es «una invención humana» y las diferencias entre personas y pueblos, «accidentes de la historia».
Ya lo dijo Craig Venter, el 'padre' del genoma humano: «La raza es un concepto social, no científico».
Y también lo dicen las mellizas Biggs. «Racismo es cuando alguien te juzga por el color de tu piel y no por quién eres en realidad», afirma Millie.
«A ella le gustan las cosas de niñas. A mí no me gusta el rosa -reflexiona Marcia-. Cada quién está hecho de una manera».
De las parejas interraciales con gemelos que tienen hijos con distinto color de piel solo el 1,6% de los partos en Reino Unido son múltiples. En España, el 2,2%.
Un caso así solo se produce entre gemelos dicigóticos, resultado de dos óvulos fecundados por dos espermatozoides, pero no en gemelos idénticos, que proceden de una única célula que se divide.
La presencia de pigmento predomina sobre la ausencia, por lo que, de las dos mellizas, la 'rara' es la más blanca.
Las británicas Millie y Marcia Biggs son «un caso entre un millón». Es raro, pero a veces ocurre: una pareja mixta tiene mellizos y cada uno nace con distinto tono de piel.
Los padres de Marcia y Millie, una británica y un jamaicano concibieron a estas gemelas, que tienen que decir a todos que son hermanas.
Una es rubia y la otra mulata y acaban de empezar la educación secundaria, donde han tenido que informar al centro educativo de su parentesco por su diferencias tan evidente en el color de la piel.
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Fuente: www.laverdad.es/
Edición: Bk
El Muni