Pocos instantes hacen que un hombre se sienta hombre, como cuando una mujer, tú, le sirves el champán en la cama, entre almohadones y sábanas blancas perfumadas; te regala sonrisa y mirada para que te hundas en ella hasta los confines de su alma.
|
Recorres su cuerpo como el Nilo surca serpenteante África, para hundirse después hasta las entrañas del Mediterráneo, un beso que pocos poetas en el mundo han descrito.
Un instante único, irrepetible, sublime; la vida toda condensada en una burbuja espirituosa y los dioses sonriendo afables ante la ocasión.
¡Ay los manjares y los placeres de la vida!
Bk
El Muni