Es cierto que el habla es una característica propia de los seres humanos y que es, a su vez, clave para que podamos transmitir nuestros conocimientos, opiniones o sentimientos.
Pero hay algunos casos en los que se olvida que es igual de importante saber escuchar y no solo contar lo que se hizo el pasado fin de semana o aquella opinión que cualquier cuñado podría hacer sobre un tema de supuesta actualidad.
Lógicamente, si nos encontramos en tal tesitura, no podemos cambiar a nuestro compañero el charlatán, por lo que posiblemente sea más sencillo aprender a lidiar con él.
La psicoterapeuta F. Diane Barth indica en Psychology Today cinco consejos para aprender a tratar sin desesperarse con los típicos pesados que no callan ni debajo del agua. Estas son algunas sugerencias:
1. Escuchar… un poco
Es evidente que toda persona conocida merece ser escuchada, pero siempre hay un límite. Es muy habitual que los pesados empiecen a transmitir una idea y después de cinco minutos hablando no hayan dicho nada más que eso.
Por tanto, quizá no merezca la pena escuchar nada más que eso y a partir de ahí preguntarnos qué nos quiere transmitir y cuestionarnos sobre la intención que guarda en sus palabras para, posteriormente, elaborar una respuesta.
4. Responder con alguna experiencia propia
Siempre es importante que el pesado vea que entiendes su situación, en vez de ver que se le está dando largas. Cuando nos esté contando una historia, siempre puede ser una buena idea poner un ejemplo de nuestras propias vivencias.
No es complicado, tan solo tenemos que quedarnos con algo llamativo y aplicarlo a nuestra propia vida. “Esto es como cuando a mí…”. Eso sí, siempre con cuidado de que no se esté dando pie a que saque otro tema de conversación aún más pesado.
5. Parar la conversación
Suena brusco y sí, en ocasiones lo es. Sin embargo, a veces es necesario. Hemos de tener claro que nuestro tiempo tiene un precio y no debemos estar dispuestos a regalarlo.
Es habitual que el pesado aparezca cuando más liados estamos. En estas situaciones hemos de tener el valor de decir que estamos ocupados, que tenemos mucho trabajo y que, si no le importa, hablaremos de ese tema más adelante.
Es posible que este más adelante nunca llegue. Además debemos saber poner nuestros propios límites.
Fuente: msn
Edición: Bk
El Muni