Los -ismos de Guinea Ecuatorial: Malabo-ismo, Bata-ismo, San Antonio de Pale-ismo, Corisco-ismo, Kogo-ismo, Mbinismo, Niefan-ismo, Evinayong-ismo, Akurenam-ismo, Akonibe-ismo, Nsok-ismo, Mongom-ismo, Añisog-ismo, Micomisen-ismo, Ebibeyin-ismo, Nsogsom-ismo;
En otras palabras: Kie-Ntem-ismo, Welenzas-ismo, Centro-Sur-ismo, Litoral-ismo, Bioko-ismo.
Esta segunda parte va desde el capítulo V.
V. Conozca.
VII. Etiología de la fractura social en Guinea Ecuatorial.
V. Conozca
![]() Así formuló una intuición que parece confirmar la ciencia contemporánea.
Investigaciones actuales suponen la concurrencia de condiciones favorables que convirtieron a ese continente en el espacio donde se desarrolló en lo esencial el proceso de hominización. Se dice que Africa atesora la serie más completa de restos prehistóricos humanos.
Los descubrimientos arqueológicos indican la preminencia de la prehistoria africana sobre la prehistoria de otras civilizaciones.
Avanzadas técnicas de elaboración de instrumentos -habilitación de canteras o talleres de fabricación, construcción de hachas de mano de filo doble, uso de piedras como acumuladores de calor y procedimientos alfareros-, se diferenciaban en la medida en que se extendían a zonas ecológicas distintas, pero "la iniciativa, la gran tradición y la 'moda' provenían de Africa".
Tres mil años antes que en Europa, el neolítico comenzó en Africa. y no en Egipto, sino en el Sáhara, que era entonces una zona atractiva, de ríos de importancia y abundante vegetación en la cual el intercambio de técnicas entre comunidades propició una práctica agrícola muy diversificada -trigo, cebada, sorgo, mijo, palmeras, plantas textiles, etc.- y una ganadería mucho más modesta, que fueron desarrolladas de forma autónoma y paralela a la de otros pueblos asiáticos e indoamericanos.
Los pueblos africanos del Sáhara neolítico crearon mediante su agricultura una de las primeras revoluciones tecnológicas de la historia. Ello les permitió construir una vida estable y desplegar un intercambio técnico y cultural con pueblos de otras regiones.
El desarrollo alcanzado desde el sur por las comunidades del Sáhara fue irradiado progresivamente hacia el norte de Africa, y la civilización que luego floreció en el valle del Nilo no se explica sólo por los cambios operados allí gracias a la fertilización extraordinaria y a la fuerte concentración demográfica que estimuló la desertización del Sáhara, sino precisamente por la riqueza cultural creada y trasmitida por los pueblos negros más antiguos del sur, en quienes los egipcios reconocían a sus antepasados.
Los egipcios organizaron una civilización agrícola de gran desarrollo artesanal y una consistente estructura estatal y militar que se impuso sobre las poblaciones vecinas, entre ellas sobre los reinos nubios.
Extendieron a través del río un comercio ventajoso por el cual exportaban hacia el sur manufacturas de bronce y otras producciones y asímismo, inventaron la escritura.
Los trabajos más importantes de Arquímedes estaban en boca de eminentes estudiosos alejandrinos como Teón de Alejandría. Ese chico del que la intelectulidad alejandrina hablaba, ¿alejandrino o siracusano? Arquímedes pudo encontarse circunstancialmente en Siracusa durante el asedio de dicha ciudad no siendo de ahí. Nadie establece feacientemente que Arquímedes no fuera egipcio. ¿Por qué tengo que aceptar que era de Siracusa cuando no se conserva nada preciso sobre su vida?
Algo sí queda muy claro, un hecho admitido por los historiadores europeos que le pusieron la patria en Siracusa; y es que Arquímedes, en su juventud, estudió en Alejandría, lo mismo pudo haber nacido ahí. Pero este no es el tema objetivo de este trabajo.
Los egipcios, sobre sus papiros, estampaban jeroglíficos que evolucionaron hasta integrar un alfabeto y, significativamente, concedieron a la mujer un papel relevante.
Lo atestiguan la ascendencia de la madre en su cultura, la existencia de un clero femenino y prácticas como la restitución de los bienes raíces a la mujer y el ofrecimiento de regalos a los suegros.
Sus espléndidas obras de arte tenían una profunda inspiración religiosa y su cosmovisión ponderaba no el valor del progreso sino del equilibrio y la paz por oposición a las fuerzas de la perversión y el caos.
Entre los siglos inmediatamente anteriores y posteriores al siglo I, tuvo lugar una época de migraciones y fusiones entre los pueblos asentados al sur del Sáhara.
Es una época de formación de múltiples lenguas y de conquistas culturales entre las que sobresale la existencia de una cultura autóctona del hierro que significó para el Africa una revolución tan importante como la neolítica.
El dominio de las técnicas y de los instrumentos de hierro -abundante mineral de esas regiones- acrecentó su poderío productivo y militar y permitió su expansión a través del sometimiento de grupos humanos menos avanzados.
Castas de herreros y artesanos acceden a las posiciones jerárquicas y se origina así la tradición que reconoce en los reyes herreros a los antepasados africanos. Desde el punto de vista de la organización social, estos siglos representan el tránsito de los clanes hacia la formación de los reinos.
Entre los siglos VII y XII se fundan la mayoría de los grandes reinos africanos. Desde el siglo VII había tenido lugar la conquista musulmana del norte de Africa y ello facilitó la organización de un comercio intracontinental a través del Sáhara y desde las costas con los reinos del Africa subsahariana en el que los árabes, estimulados por beneficios considerables, actúan como intermediarios.
Los imperios de Gana y Awdaghost al occidente y de Nubia y Aksum al noreste, por ejemplo, que sometieron varios reinos y se extendieron por territorios ricos en minas auríferas, alcanzaron un poder económico importante gracias al comercio de oro y de esclavos.
Esos reinos crearon ciudades en cuyos límites se desarrollaban mercados internos que atraían los productos agrícolas y ganaderos. Cortes encabezadas por reyes negros abrigaban consejos civiles -los consejos del rey que eventualmente nombraban, por su competencia técnica, ministros musulmanes- y organizaban poderosos ejércitos con cuyo respaldo se emprendían acciones expansivas que intensificaban su poder o indicaban la hora del debilitamiento.
Es hoy una verdad reconocida que entre el XII y el XVI se vivieron los "grandes siglos" del Africa Negra. Sus países conocieron en ese lapso un desarrollo vigoroso y equilibrado regulado por formaciones sociopolíticas bien integradas y asentadas en economías fuertes, las cuales se encontraban culturalmente al mismo nivel que las del resto de las civilizaciones terrestres. Sobresalen los imperios de Mali -que en tiempos de Mahmúd Kati poseía unas cuatrocientas ciudades- en Africa sudánica occidental, los estados Hausa, los reinos Yoruba y Benin -al sureste y suroeste respectivamente de la actual Nigeria-, de los bantúes y el Kongo, en Africa Central y en el sur, los de Zimbabwe y Monomotapa en el sur.
Los ingresos de los imperios se derivaban de los impuestos sobre las cosechas y el ganado, de los tributos, las tasas aduaneras, de las confiscaciones de pepitas de oro (que eran patrimonio del gobernante) y de los botines de guerra.
Integraban políticamente a pueblos diferentes mediante un gobierno compuesto por altos funcionarios cuya competencia era funcional -como en el caso de los ministros- o territorial -en el de los jefes que controlaban las diversas provincias- y cuyo mandato era revocable y no hereditario.
Casi todos disponían de ejércitos profesionales y en sus tierras, además de la masa campesina -obligadas a donaciones al gobierno según el número de siervos, familias y aldeas- también trabajaban esclavos.
Se distinguía entre esclavos de guerra y esclavos de casa -que servían en las cortes y en las familias, tenían ciertos derechos cívicos y podían acceder a diversos procedimientos de emancipación-. Pero en diversas comunidades y etnias, como las del Africa ecuatorial, el esclavo era desconocido.
Las ciudades inscritas dentro del imperio poseían centros de estudios religiosos que cual verdaderas universidades difundieron su religión y su saber y alimentaron el prestigio de sus letrados.
Los imperios propiciaron el desarrollo del arte y de construcciones arquitectónicas prodigiosas como las del Monomotapa, que tempranamente se conocieron en Europa por intermedio de los portugueses.
A partir del siglo XVI procesos exógenos obstaculizan la vida independiente de los pueblos de Africa. Los estados musulmanes no se contienen en su papel de intermediarios y se lanzan a una política expansionista que contribuye al desmembramiento de los imperios del interior. De esa política fueron relevados progresivamente por los europeos, que luego de explorar el continente ponen en marcha la institución de la trata.
El comercio al por mayor de negros africanos se impuso para satisfacer las necesidades de mano de obra barata abiertas en el Nuevo Mundo. A través de factorías o estaciones que rodeaban desde las costas el continente africano y donde se concentraban los esclavos capturados o traídos del interior, se organizó la trata. Cerca de cien millones de esclavos fue el saldo de una sangría humana que involucró también a los propios gobernantes africanos.
Debo decir en este punto que los reinos o gobernantes africanos se vieron inducidos a entregar a sus hermanos a los esclvistas sin saber que era un viaje sin retorno. Los esclavistas européos, a diferencia de los árabas les agasajaban con regalos y manufactura occidental que nunca antes habían visto. En cualquier caso, en África nunca antes hubo ese problema hasta que llegó la codicia árabe y europea. Los esclavistas trajeron la demanda e impusieron la oferta, si es que la hubo como tal.
La penetración económica europea no se redujo, sin embargo a las operaciones de la trata. Durante esos siglos, y hasta su extinción se fue estabilizando en Africa una economía basada en la exportación de cultivos hacia Europa, que fue consagrando paulatinamente su posición dependendiente pero que no implicaba aún el control político directo ni la pérdida de la soberanía de sus estados.
Los cambios históricos decisivos que consagraron la situación de dependencia general y el retraso de Africa tuvieron lugar posteriormente. En los veinte años que median entre 1890 y 1910, las potencias europeas conquistaron, ocuparon y sometieron a un continente cuyo territorio, en un ochenta por ciento estaba gobernado por sus dirigentes autóctonos. En su abrumadora mayoría, estos se negaron a la imposición y expresaron su determinación de defender su soberanía y su independencia, su religión y sus formas de vida tradicional.
Pese a la resistencia, que tuvo momentos brillantes, la colonización destruyó las formas auténticas de vida de esos países, fracturó su equilibrio cultural y material e instaló una relación de dependencia en virtud de la cual el capitalismo europeo, integrado en una economía y un comercio mundial, saqueó a través de sus compañías mineras, mercantiles y financieras los recursos de Africa y obligó a sus pueblos a trabajar no para sí mismos sino para el desarrollo europeo. Eso mismo, lo sigue propiciando Occidente, ayundando el acceso y permanencia al poder de gobiernos curruptos en nuestro continente.
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VI. Acercamiento al concepto de Estado. Estado-nación y nacionalidad. ¿Guinea Ecuatorial es un Estado?
Según algunas escuelas de la ciencia política, un estado-nación se caracteriza por tener un territorio claramente delimitado, una población constante, si bien no fija, y un gobierno.
El Estado nación se crea, históricamente, mediante el tratado de Westfalia, al final de la guerra de los 30 años (1648). Mediante este tratado se acaba con el antiguo orden feudal, y se da paso a organizaciones territoriales y poblacionales definidas en torno a un gobierno que reconoce sus límites espaciales, y por lo tanto, de poder.
Estado: Ente abstracto que se expresa en forma concreta en el gobierno de una Nación. Cuerpo político de una Nación. Concepto de la más amplia expresión de la Administración Pública Central de un país.
Espacio territorial(arbitrariamente establecido por el colono) cuya población unida por el mismo idioma(función que hace el castellano en Guinea Ecuatorial), costumbres e historia se organiza soberana e independiente bajo una forma de gobierno plenamente aceptada(el gobierno del primer presidente de la Guinea Ecuatorial independiente fue legitimado en las urnas. Pero, su violencia y represión posteriores contra el pueblo lo hicieron inaceptable inmediatamente después de su elección y se deslegitimó por sí solo desde 1969 hasta 1979 cuando fue derrocado por un grupo de militares encabezados por el actual dictador del país, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, sobrino tribal del dictador depuesto).
Aquí, he hablado de una forma de gobierno plenamente aceptada. Sin embargo, vemos cómo desde las independencias de los Estados-Nación africanos a fecha de hoy, la mayoría de los gobiernos de dichas naciones son reprobados por sus ciudadanos y por la llamada "Comunidad Internación", si bien ésta última no hace absolutamente nada para acabar con los totalitarismos en el continente negro, solo tibios llemamientos al respeto por los derechos humanos. Saben que una exigencia y presión más contundentes, les iría en ello la garantía que todo granero debe ofrecer: que esté a cubierto, vigilado por el sereno, papel que hacen muy bien nuestros queridos dictadores; que esté pulcramente cuidado y recogido. Esa es la fase que toca tener amansadas a las masas africanas: no deben conocer sus derechos, que no se les ocurra ser contestatarios con sus regímenes represores.
Se observa que cuando las potencias occidentales intervienen en conflictos sociales en África, muchas veces esos les sorprenden, dado que presumen tener bien abastecidos a sus gobiernos títeres de material represivo. Si la represión no ha sido efectiva, se dan entonces los casos como el actual de la República Centroafricana; caso de la Rep. Democrática del Congo, de entre otros. Entonces debe haber intevención para deponer al represor que se ha mostrado débil por otro en su lugar.
Cuando el represor puesto hace bien su trabajo, aquél Estado represor pasa al rango, eufemísticamente, de país estable. ¿Eso qué significa? Sencilla y llanamente que el represor de turno está haciendo bien su trabajo, tiene a raya a su pueblo; garantiza a sus mentores occidentales que sus países puedan seguir nutriéndose de los recursos de la patria, y en consecuencia, su permanencia en el poder. Si la alianza cosecha muy buenos resultados y ninguna ni otra parte se queja, no dudará Occidente recibirlo con alfombra roja.
Las dictaduras africanas son consecuencia directa del neocolonialismo, un mecanis creado por las antiguas matrópolis para seguir planeando como cuervos y buitres sobre sus antiguas colonias.¿Qué les facilita la toma de tierra a esos cuervos y buitres en el continente africano?
Pues, evidentemente, la misma estructura de gobiernos títeres que crearon en vista de la oleada de las independencias entre los años 50 y los 60. ¿Cómo asumir que el granero dejaba de pertenecerles? ¿Con qué combuestibles alimentar su industria pesada? El consumo del café y del cacao en Occidente se había convertido en un hábito irrenunciable. Tenía que haber, pues, algún mecanismo para seguir abasteciéndose del cacao y del café, productos propios de climas cálidos, por citar algunos.
En cambio, las potencias industrializadas que gobiernan el Consejo General de las Naciones Unidas garantizan la implantación a perpetuidad de los gobiernos corruptos y totalitarios en África para expoliar el continente.
Mientras el Estado iba abriéndose camino en Castilla, Inglaterra y Francia, aproximadamente desde el siglo XIII, fueron apareciendo las primeras instituciones permanentes, integradas por administradores profesionales; en la política interna, como los Departamentos del Tesoro y las Cortes de Justicia.
En África, contra la idea que el Occidente colonialista ha difundido y sigue manteniendo, las comunidades humanas vivían organizadas, existían reinos e imperios, determinadas formas de gobierno que las invasiones árabe y europea se encargaron de liquidar. De esa manera las sociedades africanas se vieron privadas de la posibilidad de experimentar sus propias trasformaciones.
El Estado, tal como se entiende en la actualidad, como forma de poder público abstracto e impersonal, separado tanto del gobernante como de los gobernados, que constituye una entidad dotada de personalidad jurídica, formada por un pueblo establecido en un territorio delimitado bajo la autoridad de un gobierno que ejerce la soberanía, tiene unos orígenes conceptuales relativamente recientes (siglo XVI), y, según las interpretaciones más restrictivas, no es anterior a la Edad Contemporánea.
El Estado en sentido moderno constituye el punto de referencia para los historiadores de la Edad Media en adelante, pero el uso del concepto de Estado es, sin embargo, mucho más amplio.
El término se utiliza habitualmente para el mundo antiguo (Oriente Próximo, Egipto, Grecia, Roma, etc.) y la América precolombina, pero también para el final de la Prehistoria, y tanto la noción de Estado como la cuestión de sus orígenes en Mesopotamia y en Mesoamérica son objeto de intensos debates. Hay autores que entienden el Estado en un sentido extremadamente amplio y lo identifican con la existencia de una división social.
Estado es un concepto político que se refiere a una forma de organización social, económica, política soberana y coercitiva(lo más habitual en regímenes totalitarios o dictatoriales, con fines represivos y no correctivos a la ciudadanía y de eliminación del adversario político), formada por un conjunto de instituciones no voluntarias, que tiene el poder de regular la vida nacional en un territorio determinado.
Usualmente, suele adherirse a la definición del Estado, el reconocimiento por parte de la comunidad internacional. En el lenguaje cotidiano, al igual que en la física y en la química, el concepto de estado se emplea para describir una situación en la cual se halla un objeto o ser vivo. En estos casos, la palabra está relacionada a una forma de ser o de permanecer.
Por otra parte, hay que decir que Estado es una noción con valor a nivel político que sirve para presentar una modalidad de organización de tipo soberana y coercitiva con alcance social.
De esta forma, el Estado aglutina a todas las instituciones que poseen la autoridad y la potestad para regular y controlar el funcionamiento de la comunidad dentro una superficie concreta a través de leyes que dictan dichas instituciones y responden a una determinada ideología política.
Si tomamos con todo el rigor lo que acabo de describir en este punto, nos damos cuanta que el Estado aglutina Instituciones[que funcionen], una autoridad[plenamente aceptada por los ciudadanos, un gobierno que reconoce sus límites espaciales, y por lo tanto, de poder, que funcione como tal]; que posea las instituciones antes mencionadas y la potestad coercitiva y no punitiva en el sentido estricto. Aquí, en el fondo se deplora el abuso de autoridad, dando relevancia al celo en la organización, el velar por el bienestar de los ciudadanos, condición que no cumple el Estado guineano; me refiero a Guinea Ecuatorial.
Es importante aclarar que los conceptos de Estado y gobierno no se consideran sinónimos. Los gobernantes son aquellos que, por un tiempo determinado, desempeñan funciones en las instituciones que forman parte del Estado. Además, hay que diferenciar el término Estado de la idea de nación, ya que existen naciones sin Estado y Estados que aglutinan a distintas naciones(Guinea Ecuatorial es uno de ellos).
Antes, cuando el Estado todavía no había sido constituido como concepto, el ser humano intentaba marcar sus límites por la fuerza, así se realizaron las grandes conquistas a fin de ampliar los límites del territorio. Actualmente, existen medios más pacíficos y democráticos para establecer los límites, aunque a decir verdad, todavía continúa utilizándose la fuerza para delimitarlos.
Es importante señalar que ninguna persona puede vivir sin Estado ya que deberá cumplir con lo reglado en el territorio que habita, aunque éste no sea necesariamente su nación. Esto no significa que todos los individuos que comparten un mismo estado se sientan culturalmente identificados con él, pero esa no es razón para violar las leyes del espacio que habitan.
En este punto habría que ver, en el caso de Guinea Ecuatorial, qué leyes ha sancionado la institución legislativa del Estado; si las hay, quién las incumple. Al parecer, es la propia autoridad la que empieza por incumplir las leyes que garantizarían la convivencia entre ciudadanos.
Explicado el término de estado, se puede decir que Guinea Ecuatorial es un estado porque contiene todo lo planteado en esta información; o sea: Para que un Estado pueda ser considerado como tal debe contar con ciertos elementos, estos son: territorio delimitado, pues sí; población, pues sí la tiene; leyes, pues no, mientras no sean iguales para todos los ciudadanos y en ocasiones ni se cumplen; organismos de gobierno, sí; soberanía interna (poder para aplicar las propias leyes dentro del territorio sin necesidad de que interfieran otros estados) y soberanía externa (convocar a sus pobladores cuando existiera un ataque exterior a fin de defender su territorio).
Por lo tanto Guinea Ecuatorial es considera un estado porque cuenta con todo lo mencionado antes, pues para mí que falta algo. Y, ¿qué es lo que falta?; pues, nada más y nada menos que un gobierno que reconozca sus límites espaciales, y por lo tanto, de poder. Ningún gobierno se legitima para violentar a su ciudadanía; desde mi punto de vista, cualquier argumento que sostiene el ejercicio del poder sobre los ciudadanos sin ninguna delimitación, se sale de los requistos que sostienen el concepto de autoridad; y en consecuencia, cuestiona los fundamentos de un Estado.
Si ponemos sobre la mesa y analizamos todos los elementos que hacen posible un Estado como vengo describiendo más arriba, podríamos hacer la siguiente pregunta: ¿Guinea Ecuatorial seguía siendo un Estado cuando la autoridad suprema del mismo declinó sus responsabilidades[en los años 70] y se refugió en su poblado natal como hizo don Francisco Macías Nguema en nuestro país, unos años antes de su derrocamiento?
Cuando el dictador Teodoro Obiang violenta constantemente a la población de cuyo bienestar debía velar, ¿Guinea Ecuatorial sigue siendo un Estado? Cuando un gobierno carece de legitimidad, no reconoce los límites de su poder interno dentro del Estado, ¿éste puede seguir considerándose como tal?
Nación: A continuación hablaremos de lo que significa nación y mediante esto podremos saber qué significa para poder comprender si Guinea Ecuatorial tiene las características de una Nación. Cuando hablamos de nación en cuanto país, éste último concepto suele referir principalmente a la demarcación territorial específica, con límites y fronteras. Mientras, para referir a la organización política y el sistema de gobierno, se suele denominar Estado-Nación.
Por otra parte, también es frecuente que se extienda el concepto de nación, por ejemplo cuando se habla de “nación afrobantú”. En este caso, se utiliza para referirse a la consolidación de una región mayor, que comparte aspectos culturales, religiosos, modelos políticos, o proyecciones hacia el futuro, ligándose entre estados-naciones por sus historias pasadas, sus actualidades presentes y sus expectativas futuras, y de este modo, buscan crear alianzas que van más allá de lo político-económico, y traspasan también la esfera socio-cultural, creando imaginarios sociales y sentidos colectivos, que denominaríamos identidades comunes.
La nacionalidad es el atributo personal en cuanto a lugar de nacimiento, o pertenencia a una nación que posee un individuo. Donde éste nazca y sea registrado, de allí será su nacionalidad. Aunque en muchos casos, algunas personas tienen más de una, cuando emigran a otro país y luego de un tiempo se hacen poseedores de la nacionalidad del lugar donde residen, sin perder aquella de su lugar de origen.
(Las autoridades de la dictadura de Teodoro Obiang son recelosas a que sus nacionales obtengan la nacionalidad extranjera, dado que los ciudadanos o ciudadanas con la doble nacionalidad podrían plantearles ciertas inconveniencias diplomáticas si son reprimidas, agradidas, encarceladas injustamente como es habitual en dicho país o ser asesinadas por el régimen dictatorial). La nacionalidad, está consagrada como un derecho humano, y no puede existir un individuo en el planeta que sea un “apátrida”, una persona no perteneciente a ninguna nación.
Continuará desde la etiología de la fractura social en Guinea Ecuatorial.