Un egipcio que responde al nombre de Ramadán, ha tenido una de las mayores sorpresas de su vida, pero no en el sentido más agradable del término. Curioseando por primera vez las páginas pornográficas a través de Internet, en efecto el hombre ha descubierto que la actriz principal de la película X que veía no era otra que su esposa.
Ramadan ha sufrido la mayor fuerte impresión de su vida; se derumbó literalmente de su silla al descubrir en pleno cibercafé que las formas de la actriz porno de las que se estaba deleitando pertenecían a su santa esposa.
Después de recobrar el sentido, el hombre, loco de rabia enfiló hacia su casa para enfrentar su mujer con el secreto.
Peléa
La esposa sorprendida en «flagrante delito» negó con toda firmeza las acusaciones del hombre en un principio alzando el tono de voz y desafiando a que él probara sus acusaciones. El marido escandalizado llevó pues a su mujer al cibercafé sin inmutarse a fin de demostrarle que él sí tenía buenas y bellas pruebas del adulterio.
Viejo amor
Totalmente acorralada a la vista de las imágenes sin equívocos, la mujer no tuvo otra elección que admitir los hechos, matizando que no se trataba de un adulterio, sino de vídeos tórridos que databan de la época de su idilio con su novio de la infancia, un amigo del que estaba perdidamente anamorada.
Casada y bien casada después de 16 años, madre de cuatro hijos con su actual marido, la esposa de Ramadán había guardado bien sus sentimientos por aquél amigo de la infancia, lo que estuvo forzada a reconocer en el curso de las explicaciones ante su marido.
Once películas en el net.
Para su consternación, Ramadan también tuvo que enterarse de que once películas de carácter pornográfico con su mujer y el ex novio de ésta circulaban actualmente en Interne.
El cónyuge desconsolado aún no ha decidido si se va a divorciar o perdonar esta terrible humiliación. A fecha de hoy es el único marido que cuando entra en la casa, a modo de saludo, le grita sin empacho a su esposa diciendo que él viene de ver películas porno en la Web.
Fuente: Direct!CD