/image%2F0864794%2Fob_cceff1_bokung-rondi2.png)
Líderes como el primer ministro británico, David Cameron, han dicho que los escépticos a la ayuda se equivocan. La ayuda es esencial.
Las condiciones en el continente africano demuestran que tal vez la ayuda en su forma actual sea errónea. De hecho, la ayuda nos desvía hacia el saqueo del continente.
“La idea de que estamos ayudando a África es errónea; es África la que está ayudando al resto del mundo,” Esta declaración abre el informe de Acción Contra la Pobreza de Julio de 2014, Las Cuentas Honestas: La Verdadera Historia de las pérdidas de billones de dólares de África.
El informe aborda el mito mundial auto-propagandístico que África, ese “país” oscuro y desdichado, está en la necesidad perpetua de ayuda de cualquier forma – financiera, técnica, militar, o de otro tipo. Independientemente de si los gobiernos piden ayuda o no, la conseguirán.
Y sí, eso incluye la generosidad de celebridades y modernidades sin los cuales el continente seguramente sería simplemente despojado de la conciencia de la comunidad mundial.
No es así, según el informe, que incluye a contribuyentes como el “Jubilee Debt Campaign”, “Tax Justice Network, and the “African Forum and Network on Debt and Development”, entre otros. Este estudio cuantitativo revela hallazgos que se podría llamar la estafa 419 en proporciones épicas.
La estafa, eufemísticamente expresada en la jerga política como “ayuda internacional”, “fondo de donaciones” o “inversión extranjera directa”, básicamente legitima el drenaje de los recursos del continente a través de una combinación de creación de deuda, la repatriación de los beneficios de empresas multinacionales, los flujos financieros ilícitos, la evasión fiscal, la pesca ilegal.
/http%3A%2F%2Fciat.cgiar.org%2Fwp-content%2Fuploads%2F2012%2F10%2Fafrica_projects.jpg)
En términos financieros, el informe indica la pérdida para África de la siguiente manera:
– 46.3 mil millones de dólares en beneficios obtenidos por empresas multinacionales.
– 21 mil millones de dólares en pago de deudas, a menudo generadas por préstamos irresponsables.
– 35.3 mil millones de dólares en flujos financieros ilícitos facilitados por la red mundial de los paraísos fiscales.
– 23.4 mil millones de dólares en reservas de divisas dadas como préstamos a otros gobiernos.
– 17 mil millones de dólares en tala ilegal.
– 1.3 mil millones de dólares en pesca ilegal.
– 6 mil millones de dólares como resultado de la migración de trabajadores cualificados de África.
– 10.6 mil millones de para adaptarse a los efectos del cambio climático, que ella no causó.
– 26 mil millones de dólares para promover el crecimiento económico de las emisiones de carbono.
Estas cifras representan una pérdida neta de 58 mil millones de dólares para el continente.
¿Esto está ayudando a África?
No del todo. Más allá de las cifras, el impacto real de sus actividades da como resultado la asfixia al desarrollo y a las oportunidades para los ciudadanos comunes de todo el continente.
Préstamos irresponsables por parte de gobiernos extranjeros e instituciones como el FMI, junto con el endeudamiento irresponsable de los gobiernos Africanos bloquean a los respectivos y sucesivos gobiernos en un abismo de continuos pagos de la deuda.
La evasión fiscal y el fraude de las empresas multinacionales, así como la infravaloración de los activos y la repatriación de las ganancias a sus países de origen o a los paraísos fiscales, privan a los gobiernos africanos de impuestos muy necesarios para sus presupuestos.
Esto sumado a lo que a menudo son las prácticas laborales de explotación, algo que la reciente huelga minera en Sudáfrica destacó, demuestra que la inversión directa extranjera no regulada no es automáticamente la panacea para los problemas económicos del continente.
Del mismo modo, la pesca y la tala ilegal no sólo representan una pérdida financiera para los países, sino que devastan aún más el ecosistema, por no mencionar que roba a los pescadores locales, privándolos de participar en la creación de sus propios ingresos como lo han hecho durante generaciones.
Es inquietante que en 2014, el Informe Honesto produzca esos particulares resultados. Dicho esto, sería sorprendente si los datos hallados aún no provocaran algún shock emocional.
Es un ciclo de perversión del que se ha hablado durante y después de la colonización. A medida que continuamos planteando los problemas y luchando por la justicia social y económica, parece como si el continente estuviera sumido aún más en este ciclo de la depravación.
Esto, mientras nos damos cuenta de que los resultados demuestran una reconstitución, y algunos dirían que reconfirmación, de los patrones de poder establecidos.
Pero no todo está perdido. De la misma manera que el neo-colonialismo ha tenido un cambio de imagen, que sustituyó sus colmillos con coronas y adornos, así la campaña por la justicia social y económica en el continente puede que obtenga un nuevo look.
El efecto de una economía global que continúa hundiendo países en dificultades financieras está despertando cada vez más la conciencia de los ciudadanos de todo el mundo.
Desde las calles de Madrid a Atenas pasando por San Luis, los ciudadanos del mundo se enfrentan al hecho de que las prácticas de explotación de unos pocos en posiciones de poder en los sectores políticos y empresariales, como el cáncer, eventualmente se extenderá por todo el mundo.
Lo que hiere a África, hiere al mundo y viceversa. Tal vez este descubrimiento impulsará la necesidad de un cambio significativo. Las respuestas y soluciones existen. Estas han sido proporcionadas por muchos a lo largo de los años, incluyendo las de este informe.
Ahora es el momento de arremangarse y estar comprometidos a aplicarlas sin sentir la necesidad de aceptar a aquellos que están en el poder.
